Javi Álvarez, Con las ondas en la masa. Capítulo 8. J.G.G., 2019

Con las ondas en la masa

Capítulo 8. J.G.G.

miércoles 13 marzo 2019
12:12
Música
Arte Sonoro
Sonido

De hacerlo todo “sin más” habla esta cápsula. Y ese sin más es, en realidad, sin tener mucho dinero o dedicar mucho esfuerzo a algo. Eso es justo lo que le gusta a J. G. G., quien es entrevistado por Javi Álvarez en esta nueva entrega de “Con las ondas en la masa”. 

A J. G. G. también le gusta “Mediterráneo” de Serrat y hacer corta y pega en vez de utilizar Photoshop. Imprimir en el trabajo o gracias al finiquito de un despido... Hacer solo lo que le apetece, solo o con amigos. Lo que de chapuceras o improvisadas tienen las cosas. Las mismas cosas que no se harían en ninguna otra parte.  

Y, mientras nos confiesa todo esto, suenan algunas de sus canciones que, como siempre, son piezas inéditas seleccionadas para la ocasión. Y que animan a descubrir cosas que se antes no se conocían, como la BBC Radiophonic Workshop o la influencia que tuvo para la música etíope un coro de niños huérfanos armenios. Vamos, a descubrir sin parar. Algo que también le encanta a J. G.G., y que considera un motivo para vivir. Cómo para no.  

Realización

Javi Álvarez

Locución

(de las cuñas) Ray Jaen, Ana Gonzalez, Cris Blanco, Lucia Perlado, Elena Suarez y voces sintetizadas.

Licencia
Creative Commons by-nc-sa 4.0
Recursos
Capítulo 8. J.G.G.

Más capítulos de esta serie

Con las ondas en la masa

Capítulo 8. J.G.G.

Con las ondas en la masa

Capítulo 8. J.G.G.

Al principio, cuando empiezas, que eres más joven, con veinte años, está todo el mundo metido en eso —la autoedición— porque es la forma que mucha gente lo ve como una plataforma para luego pasar a otro sitio.

Empiezo haciéndome yo las cosas porque así luego me conocerán. Ya le podré encargar mi portada a no sé quién o me grabará un disco no sé quién. Para mí no es un camino. No es un paso intermedio que te lleve a algo. Para mí es la finalidad. Es el medio para hacer las cosas como a mí me gustan, y de una forma que pueda permitírmelo sin tener que trabajar un montón y sin tener que tener dinero ni nada.

Hacer cintas es muy barato. Hacer fanzines es muy barato. Para grabármelo tengo un ordenador; tengo el GarageBand. No me he bajado, ni siquiera pirateado ningún programa. Tengo una tarjeta de sonido bastante modesta. Es la forma de hacer la música que más placer me produce; es haciéndolo todo yo y con los amigos. Es la forma que me gusta de hacer las cosas.

Lo bueno de que no te hagan mucho caso es que lo puedes hacer siempre. Haces lo que te da la gana en el momento según lo que te guste. Que me apetece meter guitarras, pues meto guitarras. Que no me apetece meter guitarras pues no meto. Esto, ¿ha quedado regular? ¿podría estar mejor? Sí, me gusta que sea así.

De hecho, hace poco pensaba que gran parte de las cosas que para ser funcional en la sociedad o en un trabajo no son deseables, como ser chapucero o improvisar o ser espontáneo, son las cosas que, luego, en el arte, según las cosas que hagas son las que yo valoro más.

Las cosas como: en qué momento se le ocurrió esto; qué locura es esta; una tontería que hace y de repente deja de hacerla. Eso, a mí, eso es lo que luego yo valoro más en según qué cosas artísticas, desde la música hasta las películas o cualquier otra cosa. Como, pero, ¿qué está haciendo? Justo son las cosas que en cualquier otro sitio de la sociedad o en cualquier otro ámbito serían cosas que no son deseables. Para mí, eso, en el arte es lo que más deseable me parece.

Justo hace poco, cuando yo empecé esto, en el 2011, justo había descubierto un disco de música de Tanzania, que es un tipo de música africana. Pero, como en Tanzania, creo que es en Zanzíbar, como tiene mucha influencia musulmana, porque son musulmanes, entonces la música no suena a música africana que te puedas imaginar o música tipo alegre, es otra cosa. 

Después, estuve leyendo —no sé si es cierto o no— que todo esto venía porque el rey Haile Selassie fue a Armenia a ver una iglesia y se encontró con un coro de niños huérfanos armenios y se los llevó a Etiopía. Y, la música de los armenios influyó un montón en la música nacional etíope. Lo leí hace poco —no sé si es verdad— pero me pareció una historia buenísima.

Cuando empecé a hacer música, justo venía de escuchar ese disco que me influyó un montón, y en ese momento me influyó mucho eso. Luego, dos años después descubrí y empecé a escuchar a muerte el BBC Radiophonic Workshop y me influyó eso. Para mí, las cosas guays de hacerse mayor o de crecer —como quieras decirlo— es que vas descubriendo cosas —cómo puede ser que no conociera esto hasta ahora—. Para mí, eso es un motivo para vivir.

Todo lo que hago, lo hago con recorta y pega; no sé hacerlo de otra manera. No sabría hacerlo con Photoshop. Para que te hagas una idea, casi todas las cosas que tengo, excepto las de risografía, las he impreso en el curro, en la impresora de los trabajos que he tenido, en mis horas muertas. De hecho, la impresión más cara que me he editado yo la pagué con un finiquito de un despido. —y, no me despidieron por imprimirlo—.

Me gustan cosas muy distintas, por ejemplo, Mediterráneo, de Serrat, que es un disco hiperproducido. Un amigo me decía que Mediterráneo estaba a una flauta de pasarse de rosca, y yo estoy muy de acuerdo.