Javi Álvarez, Con las ondas en la masa. Capítulo 13. Tumba Swing, 2022

Con las ondas en la masa

Capítulo 13. Tumba Swing

martes 17 mayo 2022
16:09
Música
Arte Sonoro
Sonido

Por aquí llega Tumba Swing. Una monobanda. O lo que es lo mismo, Don Rogelio J. El mismísimo Don Rogelio J: historietista, dibujante, tatuador y músico... Siendo, para esto último, Tumba Swing. Y es que en esta nueva entrega de “Con las ondas en la masa”, Tumba Swing nos acerca —con el ritmo atropellado que le caracteriza— a su trayectoria musical, a algunas de sus inquietudes y gustos musicales, mientras se cuelan (entre medias) algunas composiciones propias grabadas con la excusa de esta gran ocasión.  

En definitiva, una cápsula gustosa, llevada incluso al vinilo y al cómic por el propio Tumba Swing, y que nos deja las ganas por “sacar nuestras movidas” a pesar de todo. A pesar de todos los inconvenientes. A pesar de los desatinos. Salga lo que salga. 

Realización

Javi Álvarez

Locución

(de las cuñas) Ray Jaen, Ana Gonzalez, Cris Blanco, Lucia Perlado, Elena Suarez y voces sintetizadas.

Licencia
Creative Commons by-nc-sa 4.0
Recursos
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—El tema de la autoedición es básico para mí porque, al venir yo de la música más política —política entendiéndolo por punk —, ahí la autogestión era lo que había. Nadie esperaba que nadie le sacase nada ni esperaba ascender a nada. Lo que queríamos era sacar nuestras movidas y, o te lo sacabas tú, o te lo sacaba un sello de un amigo, que el concepto era el mismo. Era sacar suficientes pelas como para autoeditarte, moverlo tú y no tener ningún tipo de intermediario. Siempre, con todo lo que he hecho, lo he hecho así. Entonces, sí, el concepto de la autoedición ha marcado mucho toda mi obra musical.

— Y también gráfica, ¿no?

 — La gráfica también, claro; viene de los fanzines.

Si quieres que te diga la verdad, no tengo ningún tipo de filtro, ni de cortapisas, ni de nada. Yo cuando me pongo, sobre todo con Tumba Swing, que no tengo que dar explicaciones a nadie —para bien y para mal —, me pongo y lo que sale, sale. Yo soy una persona muy nerviosa; entonces, cuando me pongo a tocar, sobre todo en directo, es muy adrenalínico todo y me sale todo muy rápido, muy gritado y tal, porque así es como me sale la energía.

Me gusta mucho la mentalidad esta que tenían los bluesmen primigenios, que decían que ellos no componían, que la música no era suya, ellos simplemente eran un canal por el que pasaba una música que estaba en el ambiente y ellos la tocaban y punto. Esa historia me gusta. Tú no eres poseedor de la música que haces. En realidad, tienen razón; es una manera poética esa de hablar, de que a ti te influencia todo lo que te rodea. Entonces, al final tú eres un canalizador de todo eso. Le das tu propia personalidad, lo lanzas y otro lo cogerá, o no.

— Háblame de las monobandas.

— Bueno, es un formato realmente que ha existido siempre en la historia de la música, de toda la vida, sobre todo entre los músicos de blues rural y tal, siempre ha habido gente que tocaba sola con todas sus extremidades. Normalmente, era una guitarra —o algo melódico—, voz y, luego, con los pies hacían percusiones o incluso tocaban el contrabajo con pedales. Siempre ha habido muchas propuestas súper interesantes si rascas, desde principios del siglo pasado hasta ahora. Sí que es verdad que se ha estandarizado un poco, desde Hasil Adkins, por ejemplo, que es el más mítico: el bombo, charles en el pie, guitarra y voz, un formato como más de rocanrol basura

— Más trash, ¿no?

— Más trash, sí.

— John Schooley.

— Sí, es que hay miles, ahora hay mogollón y muy buenos: Reverend Beat-Man, Dead Elvis, Bloodshot Bill…

— Hombre Lobo internacional…

 — Por supuesto, de las islas.

Lo que no me gusta de las monobandas es que el formato te limita a lo que es la música que tienes que hacer. Yo creo que no es así; una persona sola puede hacer infinidad de géneros y no se tiene que centrar o limitar en lo que es el trash & roll, el rocanrol así más crudo, más punk rock. Entonces, yo creo que ahí sí que rompo una lanza a que la gente haga cosas más a nivel de formato monobanda, pero que haga cosas…, bueno, que se puede hacer todo.

— Tumba Swing ha tocado en muchos tipos de sitios, ¿no?

— Tumba Swing ha tocado en librerías, en patios de colegios públicos, en tiendas de ropa de segunda mano, en la calle, en bares de copas, en licorerías, en centros sociales alquilados, en centros sociales okupados, tiendas de tatuajes, en casa de estudiantes, enfrente de un conservatorio de música... Ha llegado a tocar en salas de conciertos e, incluso, en festivales de música, nano. Terrible. Ha tocado en estudios de diseño, en garajes, en escuelas oficiales de idiomas, en tascas, herriko tabernas, en restaurantes mexicanos, en tiendas de tebeos, en floristerías, en antiguas cárceles, en capillas medievales, teatros alternativos, teatros públicos a la italiana, corrales de comedias del siglo XV… ¿Te acuerdas? Compartimos allí…

— Sí, efectivamente.

— Toqué en un auditorio donde había actuado Antonio Machín. He tocado en un bote a remos, en pasillos de fincas de protección oficial, en mercados de comida ecológica, en la puerta de un Mercadona, encima de una alcantarilla. He tocado en retretes, en habitaciones de hotel, en un youth hostel, en estudios de grabación, en radios públicas, en radios privadas, en un sitio que no sé qué coño era pero tenía una alfombra granate preciosa, en transformadores, depuradores de agua, al borde de un río, lloviendo en una plaza, a pleno sol a 45 grados, en cafés, en universidades, en una casita de madera, en una caravana, en un embarcadero de arrozal y en un pequeño yate.

Tumba Swing ha tocado a la izquierda, a la derecha, muy arriba, arriba, en medio, abajo y muy muy abajo. He tocado tan abajo que la gente creía que allí no había nadie y que la música que sonaba era producto de alguna melodía perdida de las antiguas ondas de radio FM. Incluso una vez, tocando en una terraza de un bar, para un autobús de personas con discapacidades disfuncionales y una mujer, con un claro atisbo de claridad, se asustó porque decía que yo era una banda de fantasmas.

Todo cierto, eh.

Y esa es un poco la trayectoria: un poco supervivencia, ignorancia y “p’alante".