La obra de Picasso ha sido considerada desde el momento de su concepción como una de las afirmaciones más vitalistas y categóricas de la modernidad. La voluntad imprevisible del autor libre, la exposición pública de la esfera privada del pintor y la superación de cualquier modelo histórico previo, en el que se incluían las mismas vanguardias históricas, contribuía a fortalecer el mito prometeico del artista moderno. Este seminario, celebrado con ocasión de la muestra Piedad y terror en Picasso. El camino a Guernica en el Museo Reina Sofía, argumenta que la relevancia contemporánea de Picasso, así como de la modernidad, no responde a estos argumentos obvios y recurrentes, sino a la capacidad del artista en conectar con el sentido y la experiencia del tiempo que ha caracterizado la mayor parte del siglo XX.
Devastación, catástrofe, aniquilamiento o destrucción masiva han sido las notas predominantes con las que destacados historiadores del siglo XX, como Eric Hobsbawn o Tony Judt, han descrito la pasada centuria dentro del extenso ciclo de la modernidad. Todas ellas se concretan en la aparición de una arrolladora e implacable maquinaria al servicio de la guerra moderna: dominada por el imaginario y los efectos de la bomba, en tanto que destrucción total y distante desde el aire; y por la aparición de la noción de “daño colateral”, en sustitución de la de “víctima”. La reducción a cenizas del pueblo vasco de Gernika en 1937 se considera uno de los primeros ejemplos de esta implacable maquinaria destructiva, frente a la cual Picasso reacciona pintando el icono moderno que todavía hoy ondea en las calles de Alepo, Cisjordania o Bagdad, episodios recientes de otras muertes desde el aire. Guernica, junto con su dimensión universal, también se interpreta como un callejón sin salida en la relación histórica entre vanguardia y realidad social, y, por tanto, como una obra monumental y aislada en la amplia producción artística de Picasso.
Este seminario, retomando las tesis sostenidas por la exposición, mantiene que el síntoma de la guerra y su patología en el cuerpo, en la psique y en el espacio habitan la obra de Picasso desde mucho antes, y también desde mucho después de 1937. Cobran presencia, por ejemplo, en las mutilaciones físicas de la figura femenina, en los cuerpos militarizados, en la progresiva desaparición del espacio privado del interior burgués, en las criaturas monstruosas e inocentes que portan extremidades punzantes y destructivas… características de la pintura de años previos del artista que, en conjunto, describen un mundo de placer y amenaza, de exceso carnal y sacrificio profano, que culminará en Guernica. El seminario se plantea en cuatro momentos: por una parte, un encuentro entre T. J. Clark, Anne Wagner, comisarios de la muestra, y Rosario Peiró en torno a la exposición, y, por otra, tres conferencias a cargo de Charlie Miller, Nancy Berthier y Eugenio Carmona, en las que se examinan respectivamente la relación entre Picasso y Georges Bataille, la influencia de los medios de masas y la imposibilidad de “interpretar” de manera unívoca Guernica.