Mudar la piel, un ensayo documental sobre la amistad y la traición en los años de plomo del terrorismo en el País Vasco, protagoniza la presente edición de Intervalos, serie de proyecciones y presentaciones de filmes recientes organizada por el Museo Reina Sofía. La película narra la relación de Juan Gutiérrez, mediador entre el Estado español y ETA, con su colaborador más cercano, Roberto Flórez, amigo y compañero quien resulta ser un espía de los servicios secretos españoles. La proyección se acompaña en sus dos pases (23 y 24 de febrero) de la presentación y coloquio posterior con Juan Gutiérrez, la escritora Edurne Portela (el sábado 23) y ambos cineastas.
El filme constituye una historia del terrorismo y del proceso de paz en Euskadi en diferentes estratos: es un relato intimista y autobiográfico de los efectos del conflicto en una familia de clase media con un profundo compromiso político y social; pero también es un thriller sobre la traición y la lealtad entre dos hombres de distintas ideologías a los que acaba acercando un mismo deseo de paz; y es una historia social de la violencia en los años ochenta y noventa a través de la figura del mediador, un sujeto invisible en las crónicas y reportajes informativos, obligado por su papel en el conflicto a prescindir de visiones maniqueas.
Ana Schulz, hija de Juan Gutiérrez, y su pareja, el cineasta Cristóbal Fernández, exploran y reconstruyen, en conversaciones, entrevistas e investigaciones, quién fue Roberto Flórez, su presencia en la familia y su influencia en el desarrollo de las conversaciones entre Estado y terroristas, así como su súbita desaparición tras conocerse su verdadera misión y la forzosa aceptación de su ausencia, y de su vuelta una década después, por parte del mediador y su entorno familiar.
Mudar la piel es una película profundamente original en el cine sobre el terrorismo y la violencia en el País Vasco. Se distancia de la ficción y del documental para combinar ambos lenguajes en una reflexión, en múltiples niveles (amistoso, familiar, social, político), sobre el transcurso de un conflicto. El entendimiento de que la mediación es un proceso basado en la confianza, en una concepción muy distinta de la tradicional neutralidad o equidistancia, permea el lenguaje y la narración de la película. Por último, el filme se construye como un proceso en el que la traición, al amigo o a la ideología, se presenta como un camino hacia un final imprevisible.