Agnès Pe, collage realizado a partir de proyectos de Felix Kubin, 2025

Is There Really a Place on Radio for Experimentation?

"Phantom Frequencies" by Felix Kubin on Magic and Disturbances (C3 Audio Archives as Experimental laboratories)

viernes 08 agosto 2025
44:48
Música
Historia
Sonido
Experimentación

Las grabaciones de este programa no son fiables. Se realizaron de forma involuntaria o sin intervención humana. Algunas de ellas, como las interferencias electromagnéticas, pueden explicarse científicamente. Otras, no. Lo que las une es su aparición inesperada. Estos sonidos surgieron de la nada, como fantasmas. Se manifestaron en cintas viejas, canales de streaming online, discos duros averiados y equipos de estudio rotos, y grabaciones reproducidas a una velocidad incorrecta o contaminadas accidentalmente por interferencias de señales externas. Esta obra radiofónica fue encargada por el Instituto Internacional de Investigación sobre Radio y Magia

Felix Kubin

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La radio, como mezcla heterogénea de progreso tecnológico y deseo estetizado, va más allá de ser un mero medio de comunicación. Esta serie de cápsulas pretende resaltar este hecho, ofreciendo una selección dentro de la amplia variedad de temas que se exploran actualmente, donde destacan las confluencias y los límites, las posibilidades de difusión o la presencia de historias silenciadas.

Según el paradigma histórico y teórico que se elija, se pueden construir historias múltiples e incluso contradictorias de la radiofonía. En este sentido, la investigación parte de un corpus general de conceptos que explora, a la vez que la fascinación por el medio, el tratamiento utópico y no convencional: el Radio-Ojo y el manifiesto Radiopravda de Dziga Vértov, la interacción y comunicación pública de Bertolt Brecht, los cut-up y la disrupción comunicativa de William Burroughs, La radio del futuro de Velimir Jlébnikov y el Radio Mind del psicólogo Upton Sinclair. Y es que, como afirma el teórico de los medios Allen S. Weiss: “La radio no es una entidad singular sino una multitud de radios” y “La radiofonía es un campo heterogéneo que abarca diversos aparatos, prácticas, formas y utopías”.

Frente a la canonización del campo y los modos de hacer radiofónicos, existen personas y colectivos que optan por mantener los márgenes fluidos y alientan a la participación, la reflexión y la interacción a través de enfoques y aplicaciones experimentales. Inventar y reinventar la radio es abordar el espacio radiofónico como un espacio creativo. Así, esta serie busca establecer un diálogo abierto y fragmentado con artistas, creadores y pensadores mediáticos sobre la relación entre radio, sociedad, tecnología y experimentación a partir de piezas radiofónicas singulares e idiosincrásicas.

Participantes

Felix Kubin

es compositor, creador de obras radiofónicas, intérprete, artista multimedia y comisario. Hijo predilecto de la era de la grabación casera —comenzó a componer música electrónica en cuatro pistas a los doce años—, sus actividades abarcan el pop futurista, la música electroacústica y de orquesta de cámara, el arte radiofónico, las conferencias con performances y la escritura. En 1998 fundó su propio sello discográfico, Gagarin Records. Durante las últimas dos décadas ha publicado numerosos álbumes en diferentes formatos conceptuales y ha actuado en más de cien festivales internacionales de música contemporánea. La cineasta francesa Marie Losier (The Ballad of Genesis and Lady Jaye) rodó un galardonado «docufantasma» sobre él que se estrenó en el Festival de Cine de Locarno en 2019 y se ha emitido en ARTE TV y en festivales de cine de todo el mundo. A Felix Kubin le gusta moverse entre la alta y la baja cultura y los clubes y las salas de conciertos, ya que su principal interés es el cambio de contextos y expectativas.

Realización

Agnès Pe

Agradecimientos

A Eli Gras

Licencia
Creative Commons by-nc-nd 4.0
Citas de audio
  • Felix Kubin. Phantom Frequencies (diciembre, 2020). IIRRM (Institut International de Recherche sur la Radio et la Magie). Disponible online
  • Shaun and Natalie. Noise & Music, Demo Dandies #1 – Hamburg. Wir Rufen Zurück – Ruf001, Hamburgo. Disponible online
  • Call Centre for Destruction. Papiripar Festival (2021).
  • Radio Gagarin. Broadcast on FSK Hamburg (29 de septiembre, 2024).
  • The Residents. "Mark of the Mole", en Assorted Secrets. Ralph Records (1984).
  • Ronald Steckel. “Das Ohrenlicht”, en Vortex (1999). Südwestdeutscher Rundfunk / Norddeutscher Rundfunk. Disponible online
  • Gregory Whitehead. "Confusion of Tongues", en The Pleasure of Ruins. Minerva Editions (1988).
  • Gerhard Rühm. "Komplex 10" (1961), en Ausgewählte Kurze Hörstücke (1961–1987). Álbum editado por Daniel Löwenbrück. Tochnit Aleph TA145 (2019).
  • Felix Kubin. Paralektronoia (noviembre 2004). WDR. Disponible online
  • Felix Kubin. Phantomspeisung (septiembre 2017). BR Hörspiel und Medienkunst. Disponible online

Más capítulos de esta serie

Is There Really a Place on Radio for Experimentation?

"Phantom Frequencies" by Felix Kubin on Magic and Disturbances (C3 Audio Archives as Experimental laboratories)

[Sonidos de Phantom Frequencies]

Me llamo Felix Kubin. Soy compositor, intérprete, artista multimedia y creador de obras de radioteatro (en alemán, hörspiel). También utilizo la radio para todo tipo de experimentos.

[Fragmento de Phantom Frequencies]:

«(Sonidos)

—Es un sonido que surge de la nada. No sé de dónde viene. Aquí no hay nada reproduciéndose. No lo he conectado a nada. No está definido, crea formas de onda interesantes...

—Sí, quiero decir...»

Mi obra relacionada con la radio se centra en dos campos diferentes. Uno es la radio en tiempo real, es decir, todo tipo de experimentos radiofónicos, que pueden incluir también a los oyentes o ciertos experimentos cuyos resultados se desconocen siempre al principio y se llevan a cabo a través de la radio y en la radio. Estos experimentos se realizan principalmente en festivales, festivales radiofónicos, como Radio Revolten o Radio Art Zone, pero también en nuestro propio festival, que organizo junto con dos amigos en Hamburgo, llamado Papiripar, y que una vez tuvimos que convertir por completo en un festival de radio debido al confinamiento por la COVID-19. En ese momento utilizamos la radio también como un lienzo para la experimentación.

La otra parte, para mí también más importante desde el punto de vista económico, es la creación de obras radiofónicas (hörspiel, como las llamamos en Alemania); escribirlas, producirlas, grabarlas y componer música para ellas. Esto es lo que me gusta mucho también de estas obras, que combinan muchos elementos diferentes. Y me gusta crear sonidos Foley o sonidos que no existen en este mundo.

He creado diferentes tipos de formatos para la radio. Junto con un amigo, creé un formato llamado Demo Dandies, en el que siempre trabajamos con una emisora de radio local y vamos a un lugar a pinchar, pero no pinchamos nuestra propia música, solo la que nos trae el público. Ponemos las demos y se transmiten en directo a la emisora de radio. A veces también hacemos entrevistas en directo a personas del público. Así que, básicamente, se trata del público escuchando su propia producción creativa.

[Fragmento de Demo Dandies #1]:

«—Hola, Natalie. ¿Estás lista para entrevistarme?
—Sí, estoy lista. ¿Qué es lo que hace que la música sea música?
—Bueno, la música es algo que te hace sentir. La música puede ser cualquier cosa, en realidad, incluso cualquier ruido. Aquí tienes un ejemplo de música. (Golpes de tambor).
—Bueno, ¿responde eso a tu pregunta, Natalie?
—Sí.
—Siguiente pregunta, por favor.
—¿Qué es lo que diferencia a la música del ruido?
—El ruido son solo golpes y cosas así... (Golpes de tambor). Eso es ruido, pero la música tiene un ritmo... (Golpes de tambor)».

Otro formato muy bonito que se hizo en el festival del que he hablado —Papiripar, el que creé con dos amigos— era Call Centre for Destruction, en el que pedíamos a los oyentes que destruyeran objetos que les gustasen o disgustasen en su casa y nos lo transmitieran por teléfono. También hice una especie de documental o collage con varias de estas destrucciones para la radio austriaca, Art Radio.

[Sonidos de Call Centre for Destruction]

Otra cosa que está relacionada con el tema del hörspiel y las obras radiofónicas es una especie de presentaciones, de actuaciones en directo. Se trata de algo a medio camino entre una conferencia, una actuación y una reproducción radiofónica. Empiezo a hablar con las voces de la radio en directo en el escenario y reproduzco las respuestas desde el ordenador. Añado ciertos sonidos a partes ya existentes de la obra en directo. Esa es para mí una forma de llevar la obra radiofónica al escenario sin caer demasiado en la categoría de simple concierto o simple conferencia. Me gusta encontrar algo intermedio. Hay algunas obras de radio que he convertido en representaciones de radio en directo, como, por ejemplo, Paralektronoia o Phantom Frequencies, de las que hablaré un poco más adelante.

[Fragmento de Radio Gagarin]

También he producido programas de radio para una emisora local no comercial de Hamburgo. Empecé en los años noventa con dos amigos y lo llamamos Radio Gagarin, porque imaginamos que era un programa de radio creado por Yuri Gagarin, el primer cosmonauta que orbitó alrededor de la Tierra en 1961. Nos imaginamos que se había quedado allí arriba, en órbita, y que había perdido la cabeza y empezado a crear estos programas extraños en un estado de demencia, pero con un plan. Después fundé un sello discográfico llamado Gagarin Records, relacionado con el programa.

[Fragmento de Radio Gagarin]

La radio ha tenido un papel muy importante en mi vida desde que era muy joven. Siempre había al menos tres radios encendidas en diferentes habitaciones, con distintas emisoras sintonizadas. Así, en lugar de cambiar de programa, podía ir del baño a la habitación que compartía con mi hermano, al salón donde estaban mis padres o a la cocina. Siempre había otra radio encendida en alguna de esas habitaciones. A veces, las emisoras eran las mismas y se oía un eco de una habitación a otra. La radio estaba encendida todo el tiempo.

Lo más importante para mí fue la educación que recibí, a finales de los setenta y principios de los ochenta, una época especialmente brillante para la música, para la música underground. Había algunos locutores famosos que ponían a los oyentes, sobre todo a los jóvenes, en programas de tarde, sobre la una o las dos [de la madrugada], música underground muy extraña.

[Suena de fondo Mark of the Mole de The Residents]

Me refiero a música de genios diletantes como Tödliche Doris, que hablaba de accidentes mortales en el hogar, o cosas como Mark of the Mole, que era como un cuento de hadas para adultos con música muy rara del grupo The Residents. Y, por supuesto, radioteatro (hörspiel).

[Suena de fondo Das Ohrenlicht de Ronald Steckel]

Cuando tenía quince años, mi tío de Suiza me envió una obra de radio que había grabado allí, Das Ohrenlicht de Ronald Steckel. Era 1984, y era una pieza con muchas referencias tecnológicas. Trataba sobre la inteligencia artificial, que también podría haber sido la inteligencia de otro planeta, de un extraterrestre, por así decirlo. Pero yo siempre lo vi como la inteligencia artificial de un ordenador que me entrevistaba como oyente, o escuchaba mi escucha e intentaba activar telepáticamente mis sentidos, inventando estas habitaciones virtuales en las que sucedían cosas a veces fascinantes, a veces aterradoras... Collages sonoros que inventaba para descubrir qué significa realmente escuchar, qué es escuchar y qué significa que yo, como inteligencia superior, haya creado esta inteligencia artificial. Y así, esta inteligencia comienza a filosofar sobre si es posible que exista también una inteligencia superior por encima de mí que me haya creado.

Escuché esta obra de radio muchas veces, también porque no la entendía del todo. Creo que tampoco está hecha para entenderse completamente, pero me encantaron la forma y el sonido. Utilizaron una técnica llamada estereofonía Jecklin con una placa, creo, que divide los canales izquierdo y derecho, de modo que cuando la escuchas con auriculares tienes un sonido espacial muy extremo, casi como una cabeza artificial. No sé cómo se llama en inglés. En alemán se llama kunstkopf. En inglés, creo que se llama binocular recording [grabación binocular].

Era fascinante, también, la transición entre el sonido y la música, la artificialidad de las salas que se creaban, la intensidad de las voces, que también se trataban con ciertos efectos de sonido, de modo que a veces parecían provenir de una sala muy sencilla y reflectante que no sonaba como una sala normal en la que te adentrabas; sonaba como una sala artificial. Todo esto plantó en mí la semilla de querer crear algo así más delante de manera profesional.

[Fragmento de “Confusions of Tongues”, del álbum The Pleasure of Ruins de Gregory Whitehead]

Tuve varias epifanías. Una fue esta con Ronald Steckel. Otra, sin duda, fue cuando descubrí las obras de Gregory Whitehead, un CD que compré con una portada bastante fea, la verdad, pero que es absolutamente fantástico. Se llama The Pleasure of Ruins, y en él solo utiliza la voz humana, su propia voz, supongo, transformada a su vez en voces muy diferentes.

Utiliza técnicas de recorte y juega de forma muy inteligente con el significado, pero también con el sonido de las palabras. Siempre consigue abrir un poco la puerta a lo inquietante, a lo misterioso, al subconsciente. Me pareció realmente fascinante.

[Suena de fondo Komplex 10 de Gerhard Rühm]

También me gustaron mucho las obras de Gerhard Rühm. Él también trabajaba solo con la voz para crear algo parecido a composiciones musicales con repeticiones y dando ritmo a los textos. Eso también me pareció alucinante.

Para mí, la radio siempre ha sido algo sagrado, y creo que es porque siempre estaba ahí cuando me sentía solo. Y hubo momentos en los que estaba bastante solo. Por eso también me gustaba crear música por mi cuenta. No era una persona solitaria en general, pero había momentos en los que me sentía un poco, digamos, apartado de los demás. Me gustaba crear cosas por mi cuenta y la radio siempre estaba ahí para obtener nueva información sobre música interesante, historias emocionantes o simplemente sobre temas científicos, etc. Sentía que siempre me envolvía. Y esa es la sensación que sigo teniendo con la acústica.

Lo bueno es que no hay que concentrarse en ella con la vista. No es como la televisión, que tienes que mirar. Basta con mover la cabeza, llena toda la habitación. Está a tu alrededor. Es como una esfera. Eso es lo que más me gusta. Quizá esa sea también la razón por la que veía algo sobrenatural en ella, y descubrí que hay muchas conexiones entre el ocultismo y la historia de los medios de comunicación.

[Fragmento de Phantom Frequencies]:

«4. Efectos artísticos con cinta

De la era digital pasamos a la cinta analógica. Las cintas que permanecen mucho tiempo sin utilizarse tienden a sufrir efectos raros de impresión, interferencias o magnetización. Aquí hay algunos ejemplos, empezando por un sonido que apareció de repente al final de un casete muy antiguo. Voy a reproducir el sonido dos veces. (Pitidos)».

Crecí con una madre muy especial en su forma de percibir el mundo porque padecía una forma leve de esquizofrenia y paranoia. Por alguna razón, empecé a establecer conexiones entre ella y la radio. También descubrí literatura sobre, por ejemplo, los experimentos que se realizaban en las sesiones de espiritismo, que muchas veces me parecían configuraciones pretecnológicas de recepción de radio o de mensajes e información. Así que empecé a investigar sobre ello. Quería hacer una obra radiofónica en la que crease conexiones hipotéticas entre la paranoia y la electricidad. Porque descubrí que había muchos músicos o técnicos que trabajaban en este ámbito y que, en mi opinión, al menos tocaban el tema de la paranoia, no necesariamente de forma patológica, sino estética.

Mientras preparaba esto, investigando, profundicé mucho en la idea de que el ser humano podría ser como un receptor de radio y los dedos podrían ser la antena. También es porque mi madre me dijo, cuando hablé con ella acerca de esto, que a veces se siente como una antena en la que te puedes concentrar y que reacciona. Se veía a sí misma como un receptor y esto también lo encontré en los escritos de Daniel Schreber. Él escribió un libro porque estuvo internado. Estuvo en hospitales psiquiátricos durante bastante tiempo, catorce años, y escribió un libro muy interesante sobre sí mismo, sobre cómo sentía que recibía información como si fuese alguien que recibe ondas y se convierte en ondas. Hay muchos otros temas muy interesantes en su libro, pero básicamente creó una especie de filosofía moderna de los medios de comunicación desde la perspectiva de alguien a quien se consideraría una persona con una enfermedad mental.

Fui a Nueva York porque quería conocer a Alvin Lucier para mi obra de radio Paralektronoia.

[Fragmento de Paralektronoia]:

«—Bienvenido, me llamo Alvin Lucier y soy el director de este instituto.

—(Con voz distorsionada). Bienvenido, me llamo Alvin Lucier y soy el director de este instituto.

(…)».

También hablé con un tipo llamado Stefan Andriopoulos, que me impresionó mucho porque me contó que era profesor de historia de los medios de comunicación y ocultismo, y me explicó que gran parte de la terminología que utilizamos para la radio y la tecnología en general proviene del ocultismo. Empezando por la palabra «médium», decimos que el médium es el mensaje o utilizamos un determinado medio para informar y difundir audio, televisión o cualquier tipo de imágenes. Y «médium» es, por supuesto, el intermediario en una sesión de espiritismo, el que recibe la información y la canaliza. Otra palabra: «canalización», como el canal de televisión, que canaliza la información para las personas que participan en la sesión. La televisión no es más que el espejo mágico.

Y hay una hermosa palabra alemana, ferngesicht («el rostro lejano»). El rostro lejano es la cara que recibimos desde otra parte del mundo o incluso desde fuera de este mundo, tal vez desde el mundo de los muertos. Esta cara viene a nosotros y nos habla. Todas estas cosas se han hecho realidad después gracias a la tecnología. Ahora la gente va por la calle mirando el espejo mágico, el teléfono, quizá haciendo una videollamada con alguien. Tienen el ferngesicht delante de ellos y le hablan. Además, cuando van por la calle con los auriculares puestos, podríamos pensar que son esquizofrénicos porque están hablando con alguien que no está allí. Pasan a tu lado, hablan y puedes pensar que te están hablando a ti, pero en realidad solo están hablando por teléfono con alguien y tú no ves los auriculares. Esto también se puede ver desde un punto de vista patológico. Creo que el hecho de que podamos estar constantemente en otro lugar con nuestra mente, en algún lugar del mundo de los datos, realmente cambia nuestra percepción de la realidad. Estamos siempre más allá de la realidad porque estamos constantemente conectados a otro lugar, a otra frecuencia.

[Fragmento de Phantom Frequencies]:

«3. Errores digitales

El ámbito digital está lleno de pequeños fallos, omisiones y virus. Este es un ejemplo de lo que un virus informático chino puede hacerle a un archivo de sonido. (Sonidos de interferencias)».

Básicamente, tengo tres obras de radio que tratan la idea del fantasma y la transmisión: Phantom Frequencies, Phantomspeisung y Paralektronoia.

La más antigua es Paralektronoia, ya he hablado un poco de ella. Es una obra radiofónica sobre las conexiones entre los fantasmas y la electricidad. Pregunté a un grupo de personas: científicos, músicos, investigadores…, cuál podría ser la conexión entre los fantasmas y la electricidad y de qué suponían que se trataba, cuáles eran las conexiones, qué es la presencia de una habitación, por ejemplo. Inventé una pequeña historia en torno a eso, en la que un alter ego mío, Felix Kubin, tiene una alteración en el oído, que podría ser algo así como un acúfeno, un hörstürz, y trata de averiguar qué es este fenómeno entrando en el Paralektronisches Institut.

[Fragmento de Paralektronoia]

La otra obra radiofónica, Phantomspeisung, trata sobre el micrófono, el dispositivo que se utiliza normalmente para convertir el movimiento del aire en señales electrónicas. Se supone que no debe aparecer en la imagen, ya sea la imagen visual, la imagen literal o simplemente la imagen, digamos, de un evento acústico. El micrófono nunca es el tema, pero lo convertí en el tema principal de esta obra porque creo que, en cierto modo, es la puerta entre la vida y la muerte. Todo lo que se graba y se convierte en ondas sonoras que pueden almacenarse digitalmente queda congelado ahí, así que, en cierto modo, ya no está vivo, pero puedes escucharlo cuando quieras. Puedes escuchar la voz de tus padres, aunque ya hayan fallecido.

Esto da lugar a muchas situaciones inquietantes. Conocemos el efecto de que algunas personas sigan teniendo su voz en el contestador automático, aunque ya hayan fallecido. O, hace poco, me ha pasado con mi sobrino, que ahora tiene una voz grave, pero en el contestador automático sigue teniendo la voz que tenía antes de que le cambiase. Es muy extraño, en mi opinión, que de repente aparezca un elemento de otro tiempo y te enfrente a un sinsentido que ya no encaja con el presente.

[Fragmento de Phantomspeisung]

En esta obra también quería ver qué sucede al destruir diferentes micrófonos, y qué provoca esto en el oyente. Porque aquí el micrófono se convierte en el oído del oyente, por lo que este debe de tener la sensación de que alguien está empezando a destruir su oído o a hacerle daño.

Phantom Frequencies es la tercera obra radiofónica, para la que pregunté a muchos amigos si por casualidad tenían alguna grabación en un soporte de datos, como una casete de audio o una cinta de vídeo, o en el ordenador, en la que de repente apareciese un sonido surgido de la nada, que no supieran cómo había llegado allí.

[Fragmento de Phantom Frequencies]:

«Bienvenidos a Phantom Frequencies. Queridos oyentes: las grabaciones que estáis a punto de escuchar no son fiables. Se realizaron de forma involuntaria o se produjeron sin intervención humana. Algunas de ellas, como las interferencias electromagnéticas, pueden explicarse científicamente. Otras no. Lo que las une a todas es su aparición inesperada. Estos sonidos surgieron de la nada, como fantasmas. Se manifestaron en cintas viejas, canales de retransmisión en directo en línea, discos duros averiados y equipos de estudio rotos, grabaciones reproducidas a una velocidad incorrecta o contaminadas accidentalmente por interferencias de señales externas. Los sonidos fantasma que voy a reproducir para vosotros se clasifican como: grabaciones accidentales, sonidos indefinibles, errores digitales, artefactos de cinta, interferencias electromagnéticas».

Puede ser una perturbación en el aire. Digamos que un campo magnético interrumpió la cinta y creó un sonido en ella, alguna alteración en los cables, o algo que se grabó accidentalmente. Eso lo dejé abierto. Para mí, eran como fantasmas, sonidos que aparecían en la cinta o en el medio que fuese. Muchos de los sonidos eran realmente fascinantes. Algunos eran bastante inquietantes y es muy difícil explicar cómo surgieron. Por supuesto, habrá muchas explicaciones científicas, pero reuní todas estas grabaciones y hallazgos en un programa que pretendía imitar un programa de radio científico de la BBC o un documental que recogía esos descubrimientos. El tema central de estas tres obras de radio es el fantasma.

[Sonidos de Phantom Frequencies]

Estos virus, fantasmas o perturbaciones que aparecen de repente de la nada me parecen muy interesantes. También creo que son muy interesantes en el proceso de creación y en el de grabación. Me parece increíble vivir en una época en la que puedo grabar mi voz y escucharla, porque antes no era posible. Solo podíamos imaginar cómo sonaba nuestra voz. Y todos sabemos cómo nos sorprende escuchar por primera vez una grabación de nuestra voz. Pensamos: «Esta no es mi voz», lo cual también dice mucho sobre el proceso de grabación.

Por supuesto, tiene que ver con el hecho de que, al hablar, recibimos nuestras voces dentro de nuestros cuerpos resonantes, por lo que tenemos una percepción diferente del sonido, pero también significa que, en cuanto las palabras salen de nuestra boca, siguen viajando por el aire y existen, pero ya no forman parte de nuestro cuerpo. Entonces, ¿de quién son esas palabras cuando las pronunciamos? ¿A quién pertenecen?

Cuando las grabamos, ya se hace patente. Podemos decir que ahora están fijadas y que, obviamente, son nuestras voces, nos pertenecen y tenemos derechos de autor sobre ellas. Sin embargo, con las técnicas actuales de análisis e imitación de voces o de cualquier tipo de sonido, incluso de la música, creo que esta afirmación se volverá obsoleta. Será muy difícil.

Así que, en realidad, hemos vuelto a los tiempos en los que no podíamos capturar las palabras que salían de nuestra boca, plasmarlas, formularlas y decir que ahora están ahí como archivos de datos, que son nuestras. Porque ahora se pueden imitar, duplicar y transformar. Se pueden utilizar para crear otras palabras y me parece fascinante esta especie de carácter evasivo de nuestra propia voz y nuestras propias palabras. En el momento en que una voz es conservada, pasa a pertenecer al pasado. Ya está en el reino de los muertos.

[Fragmento de Phantom Frequencies]:

«6. Voces

En la última categoría he reunido algunas grabaciones de voz poco habituales. Las dos primeras son difíciles de definir en cuanto a su naturaleza. ¿Humanos? ¿Animales? ¿Extraterrestres? (Respiración fuerte)».

La radio existe cada vez más como archivo. Ha perdido uno de sus activos o características más preciadas: la linealidad cronológica. Antes, cuando no se almacenaban las cosas, teníamos que escuchar una emisión de radio a una determinada hora. Era como una cita, teníamos que comprometernos. Además, sabíamos que todo el mundo lo iba a escuchar al mismo tiempo, compartíamos la misma experiencia auditiva. Por eso todavía me gusta mucho escuchar obras radiofónicas en grupo, en un cine, por ejemplo, o en cualquier otro lugar. En una sala con otras personas, porque significa que estamos escuchando lo mismo a la vez y hay una linealidad; hay un principio y un final.

La digitalización y la desaparición de la radio analógica suponen la desaparición de las ondas que viajan por el aire, al menos este tipo de ondas que podíamos captar con un dispositivo técnico muy sencillo, que podía ser construido incluso por personas sin grandes conocimientos tecnológicos. Tú podías captar estas ondas y escucharlas, y eso me gusta mucho. Esto desaparece y, por tanto, la linealidad también desaparece. De alguna manera, no estamos escuchando algo que está vivo. Estamos escuchando algo que, si no está muerto, digamos que está congelado.

[Suena de fondo Phantom Frequencies]

Un archivo también es algo bonito. Una biblioteca es un archivo bonito y me gusta estar ahí, me gusta contemplarlo. Pero, de nuevo, una biblioteca es un espacio público al que acuden muchas personas. Ahora tenemos acceso inmediato a todo, lo tenemos como un archivo. Podemos decidir si queremos escuchar un programa entero o no, si queremos escuchar solo los primeros treinta segundos, si queremos volver a escucharlo, etc. Tenemos una verfügbarkeit total (un acceso total) y tenemos en nuestras manos y en nuestro poder si queremos escuchar algo y cómo hacerlo.

Lo que me gustaba de la radio lineal era que teníamos que comprometernos con ella. Solo podíamos escuchar en un determinado intervalo de tiempo, y si no entendíamos algo, se perdía. Por supuesto, podíamos grabar y lo hacíamos mucho en cintas que luego volvíamos a escuchar. Pero, aun así, el acuerdo básico de la radio era que había que estar allí a una hora determinada y teníamos que correr del colegio a casa para llegar a tiempo para escuchar los programas de radio interesantes en los que descubríamos nueva música underground.

La linealidad del tiempo también es algo que tiene que ver con nuestras propias vidas. No podemos rebobinar nada en nuestra vida ni tampoco saltar al futuro para saber cómo será. Todas nuestras emociones están vinculadas a ese preciso momento y a las decisiones que tomamos. Esta decisión puede ser cruzar la calle en el momento equivocado y ser atropellado por un coche, y se acabó. Eso es también lo que hace que la vida sea única y, de alguna manera, yo diría que vivible. El contenido solo ocurre en el presente.

Así que, tal vez, en cierto modo, la radio como yo la entendía en el pasado ya no existe, o pronto dejará de existir. Lo más cercano a ella podría ser un evento en directo, una actuación, o un concierto al que estoy asistiendo.

[Fragmento de Phantom Frequencies]:

«Sígueme. (Sonido de pasos) Cuanto más me acerco al piso, más fuerte suena la señal. (Sonido de puerta). Ahora estoy entrando por la puerta. Y aquí estamos. (Interferencias)».

Cuando convertimos nuestro festival Papiripar en un festival radiofónico, decidimos no archivar las grabaciones para que la gente no pudiese decir: «Ya lo escucharé más tarde». No, se veían obligados a escucharlo porque desaparecía. Esto me parecía muy importante, porque quería recrear ese momento en el que te puedes perder algo, en el que algo es realmente en directo.

Debido al confinamiento, cuando lo hicimos, mucha gente empezó a escuchar la radio todo el rato. Dejaban la radio encendida. No podían quedar con nadie, y decían que les aportaba mucho, que les reconfortaba mucho. Les ayudaba a no sentirse tan solos y aislados. Me pareció muy bonito. Por eso creo que mucha gente participó en esos programas en los que había que llamar y destruir un objeto, o tocar con un instrumento casero a dúo con otra persona que también estaba llamando a la emisora. De repente, te encontrabas con un flautista y un pianista que intentaban tocar juntos mientras escuchaban la radio con todos los retrasos y desfases, de modo que el resultado siempre estaba un poco desincronizado.

[Fragmento de Phantom Frequencies]:

«(Sonidos). Nos convertiremos en antenas. Enviaremos y recibiremos al mismo tiempo. Quizás la linealidad del tiempo ya no funcione como estamos acostumbrados. No seremos un archivo, seremos un organismo vivo que producirá y recibirá información al mismo tiempo. (Sonidos). Seremos como un campo eléctrico con una cierta carga, o quizás varias cargas diferentes que se mueven constantemente y se hacen más fuertes y suaves. (Sonidos). Pero podremos seleccionar esta carga y crear obras de radio en directo solo con nuestra imaginación. Podremos transmitir telepáticamente esa información. Será una especie de transmisión electromagnética. Como en esa obra de radio, Das Ohrenlicht, seremos capaces de componer con voces, sonidos y música solo con el poder de nuestros pensamientos, que recogerán las cargas y polaridades del campo eléctrico al que todos estamos sujetos. Pero debido a nuestras individualidades, los resultados serán diferentes. Será como un drama radiofónico continuo, un programa de radio continuo al que todos estamos conectados».

[Sonidos de fondo]

(Ya no podremos distinguir entre nosotros y el mundo. No sabremos si estamos soñando o despiertos; quizás ni siquiera si estamos vivos o muertos).

[Sonidos de fondo]:

«Y, por último, una grabación a medianoche en un pequeño parque de un pueblo español. Nadie sabe lo que ocurrió allí. ¿Lo sabes tú?»