Sesiones animadas

21 septiembre, 2005 - 7 octubre, 2005
Lugar
Edificio Sabatini, Auditorio
Comisariado
Juan Antonio Álvarez Reyes
Documentos
Joshua Mosley. Beyrouth, 2001
Joshua Mosley. Beyrouth, 2001

La selección incluye estilos y técnicas diversas –desde el dibujo al modelado, pasando por la animación en 3D y las aplicaciones digitales– y contempla una variedad de temas y estructuras narrativas con el propósito de dar a conocer en profundidad la trayectoria de algunos de los artistas que utilizan primordialmente este medio ofreciendo una perspectiva de la animación en la escena artística contemporánea.

En un mundo dominado por la cultura visual, el desarrollo de programas de animación por ordenador ha facilitado la expansión y la utilización de este medio por parte de numerosos creadores, que, nacidos en la industria del entretenimiento –basada primero en los dibujos animados y, posteriormente, en los videojuegos–, utilizan estas herramientas para narrar historias actuales. La animación rebaja el nivel de realidad, aunque no la elimina del todo, lo que abre la puerta a la ficción en todas sus variantes a un amplio abanico de posibilidades. La animación no deja de expandirse por nuevos territorios: más allá de los videojuegos o las series de dibujos animados, penetra también en el cine de ficción, el videoclip, la publicidad y, también, el arte.

Varias razones permiten ver en esta presencia de la animación en la cultura visual contemporánea algo más que un hecho coyuntural. En primer lugar, existe una tradición histórica que ha marcado esa proximidad entre las artes plásticas y la animación, que, a lo largo de sus más de cien años de historia, ha vivido diversos momentos de acercamiento al arte de vanguardia y al cine experimental, territorios en los que artistas como Mary Ellen Butte, Osamu Tezuka u Oskar Fischinger demostraron su valía. Por otro lado, la animación tiende un puente entre las artes plásticas tradicionales (el dibujo y la pintura) y el cine. Por último, la creciente implantación de lo digital favorece su expansión en el mundo del arte, tanto desde el punto de vista de la creación como de la exhibición. Las posibilidades de la animación son redescubiertas y este lenguaje centenario vive en este instante uno de los momentos álgidos de su historia. Es el momento de sentarse ante las imágenes y ver la luz que las anima.