Cuando el destino nos alcance
Acciones desesperadas ante la sexta extinción
Museo Reina Sofía: gratuita hasta completar aforo, previa retirada de entrada en taquillas o web del Museo a partir de las 10:00 h del último día hábil antes de la actividad. Máximo 2 por persona. Apertura de puertas media hora antes de la actividad
Museo Thyssen Bornemisza: gratuita hasta completar aforo, previa retirada de entradas en la web del Museo Thyssen Bornemisza
En este programa dedicado a la sexta extinción masiva en que se encuentra inmerso nuestro planeta, se aúnan el conocimiento popular y las investigaciones científicas, centrándose en organismos marinos e insectos. Se trata de especies que, por estar fuera de la escala de percepción humana, no gozan de tanta visibilidad en el imaginario popular como otros animales en peligro de extinción.
El nombre de la actividad, Cuando el destino nos alcance, hace referencia al título español de la película dirigida por el estadounidense Richard Fleischer en 1973: Soylent Green. En esta ficción futurista que sucede en el año 2022, la sobreindustrialización y superpoblación humana han llevado al planeta a un punto de no retorno y crisis alimentaria. El filme está construido como un thriller policiaco alrededor de una trama relacionada con la comercialización del único alimento al que la población tiene acceso: el “Soylent Green” que se hace con plancton. El argumento está basado en la novela ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio!, escrita por Harry Harrison y publicada originalmente en 1966.
Nuestro presente se parece peligrosamente a la ficción de Fleischer: en 2022, el movimiento Scientist Rebellion —fracción de Extinction Rebellion— avisó de que el planeta ya había alcanzado el punto de no retorno. Según un informe de World Wide Fund for Nature (WWFN), el comportamiento humano ha sido el responsable de la extinción del 60% de la fauna salvaje en los últimos 40 años. Por su parte, el informe “State of the World´s Plants and Fungi”, publicado por la Royal Botanic Gardens de Londres, afirma que dos de cada cinco especies de plantas están en peligro de extinción. Por su parte, los estudios realizados por los autores del artículo "Worldwide decline of the entomofauna: A review of its drivers”, en la revista Biological Conservation, revelan que las tasas dramáticas de disminución de las poblaciones de insectos del mundo podrían llevar a la extinción del 40% de especies en las próximas décadas. De entre las cinco extinciones anteriores, algunas hipótesis establecen paralelismos con las del Pérmico-Triásico, extinción que sucedió hace doscientos cincuenta millones de años y terminó con el 90% de la vida, debido a un alto incremento de CO₂ en el aire. Esta vez, la sexta extinción masiva avanza diez mil veces más rápido.
La necesidad de reforzar la política ecológica no es nueva. En 1992 la ONU organizó la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, convención que sentaría las bases del Protocolo de Kioto, aprobado en 1997, en el que los países industrializados se comprometían a limitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En 1999 Bruno Latour, en el libro Políticas de la naturaleza. Por una democracia de las ciencias, instaba también con urgencia a poner la ecología en el centro de la política. Pocos años antes en México, el movimiento zapatista ya había comenzado a mostrar una decidida resistencia al neoliberalismo, que entendía la Tierra como un espacio para el comercio, y su política ecológica ponía ya en práctica lo que desde Europa y Estados Unidos se conocería más tarde como el antropoceno.
A partir de todo lo anterior, este programa —organizado en colaboración con el TBA21— incluye la presentación y proyección de un documental, dos experiencias sonoras y dos conversaciones que conectan de una forma u otra con los conocimientos en torno a la extinción global que amenaza a la Tierra.
Programa
En este encuentro se presenta el proyecto 2020: The Walk de Marta Moreno Muñoz, artista y activista de Extinction Rebellion, un movimiento social internacional cuyo objetivo es influir sobre las políticas medioambientales para minimizar el calentamiento global, la pérdida de la biodiversidad, la extinción masiva de especies y el riesgo de colapso social y ecológico. Conceptualizado en 2019 y producido en la primavera-verano de 2022, 2020: The Walk es el proyecto final de esta artista para su investigación doctoral “El arte como experiencia de disolución del sujeto. Hacia una práctica artística en tiempos de colapso”. Esta propuesta videográfica documenta el viaje realizado principalmente a pie a lo largo de cuatro mil kilómetros entre Granada, al sur de España, y el Círculo Polar Ártico, donde la artista conectó con activistas climáticos de movimientos afines y difundió el propósito y las preocupaciones del movimiento Extinction Rebellion, a la par que impartió charlas y formación en acción directa no violenta.
Este ensayo especulativo, a partir de la escucha atenta y desde una perspectiva actual, revisita el mito de las abejas en las prácticas populares gallegas asociadas con la muerte. Las abejas melíferas, especie polinizadora en peligro de extinción, han sido uno de los animales más importantes en la cultura occidental, tanto por su influencia en las clases acomodadas, con la arquitectura occidental contemporánea y los abejarios del siglo XVIII, como por su importancia en los rituales funerarios de las sociedades tradicionales y rurales. En Galicia, por ejemplo, el zumbido de las abejas, reproducido por medio de la voz, acompañaba a las personas muertas hacia la fosa. Esta actividad cuenta con la intervención de Paula Ballesteros en la puesta en escena del libro Abellón. O libro negro das zoadeiras (A Central Folque, 2020), firmado por Xoán-Xil López y Mauro Sanín. Esta publicación surge de una serie de intuiciones, lecturas e investigaciones sobre el zumbido como un sonido “paramusical” capaz de alcanzar un valor trascendental en diferentes culturas. Se trata de una propuesta abierta y sugerente basada en la experimentación y la creación sonora, áreas desde las cuales se invita a repensar nuestra relación con el “ruido”.
Este concierto a cargo de Jana Winderen busca poner en valor la importancia de los organismos microscópicos, aunque imperceptibles, tan necesarios para la ecología de nuestro planeta. Winderen, artista afincada en Noruega, colaboró en la investigación “The Soundscape of anthropocene” (2021), cuyos resultados se publicaron en un artículo en la revista Science y del que la artista formó parte junto con otros autores. El texto, liderado por Carlos Duarte, expone el impacto que crea el ruido antropogénico, aquel producido por los seres humanos y las máquinas que estos fabrican y emplean, y que agrava la extinción de la fauna marítima, amenazada de por sí por la subida de la temperatura del océano. Estos cambios pueden eliminar poblaciones completas de organismos microscópicos, afectando a la cadena alimenticia de la fauna oceánica y la producción de oxígeno para la supervivencia global. Janna Winderen cuenta con formación en matemáticas, química y ecología enfocada a los peces. Su práctica presta especial atención a los entornos sonoros y a las criaturas de difícil acceso para los seres humanos por factores físicos o auditivos, como las profundidades del agua y el hielo o los rangos de frecuencia inaudibles para el oído humano. Su trabajo incluye instalaciones de audio espaciales site specific y conciertos realizados en importantes instituciones y espacios públicos internacionales.
Recientemente el grupo de investigación The Malaspina Expedition, un proyecto financiado con fondos públicos españoles y liderado por Carlos Duarte, ha descubierto mediante tecnologías sonoras que en las zonas mesopelágicas (las que se encuentran entre doscientos y mil metros de profundidad), se encuentra el 95% de la biomasa marina. Se trata de unos peces que, por su tamaño diminuto, resisten a las redes de pesca y juegan un papel fundamental para la biodiversidad junto con el plancton y los depredadores. Según un artículo de Helen Scales, publicado en el periódico The Guardian el 29 de septiembre de 2022, la respuesta industrial no se ha hecho esperar y organizaciones como Ciencia y tecnología marina y alimentaria (AZTI), que desarrolla proyectos de transformación de alto impacto con organizaciones alineadas con las Naciones Unidas, han comenzado a estudiar la posibilidad de usar los organismos mesopelágicos como alimento de las especies de pesca comercial para explorar su potencial en la producción farmacéutica y de piensos.
¿Cuándo, cómo y por qué el ser humano comenzó a escuchar las ballenas? Distintas culturas han escuchado los cantos, bramidos o mugidos de estos cetáceos. Sin embargo, la cultura occidental —que ha encontrado verbos tan bellos como el de crotorar para las cigüeñas— aún sigue hablando de "clics" y "canciones" de los cetáceos, aunque ninguna de ellas es realmente exacta. Cuentan que Herman Melville, mucho antes de escribir Moby Dick, zarpó en dirección a Lancashire y escuchó por primera vez a una ballena porque muchas cosas se entienden antes por el oído, que por la vista. Escuchando los océanos 2 es un encuentro que reúne a José Luis Espejo, investigador y comisario con Txema Brotons, biólogo especializado en cetáceos y presidente de la Asociación Tursiops, para plantear, una la arqueología de los medios por los que la ciencia y otras disciplinas del saber comenzaron a escuchar y clasificar los sonidos cetáceos. El encuentro continúa con una presentación de algunos estudios científicos realizados con los medios analizados arqueológicamente, para comprender el impacto del sonido antropogénico en los sistemas de comunicación de las ballenas.