
Juan Uslé; Manthis, 1998-1999. Colección Museo Helga de Alvear, Cáceres
© Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025
Ese barco en la montaña es una gran muestra antológica que ahonda en los más de cuarenta años de trayectoria de Juan Uslé (Santander, 1954), uno de los artistas españoles de mayor proyección internacional. El proyecto se presenta veinte años después de Rooms, la primera exposición dedicada a Uslé en el Museo Reina Sofía.
Pensada para las salas de la Planta 1 del Edificio Nouvel, la exposición sondea el carácter permeable y extendido en el tiempo que el artista ha dado históricamente a sus familias de obras. Las diez salas se plantean desde la configuración de un relato no cronológico, construido a partir de idas y vueltas, de retroacción y prospección, con un sutil acercamiento a los vínculos que su pintura establece con otros medios. Es el caso de las Notes, o notas pictóricas de viaje; de las pruebas de color que desde hace algunos años se agrupan bajo el denominador Notes on SQR (Soñé que revelabas); de los escritos o de la fotografía. En cualquiera de sus manifestaciones, estos apuntes han supuesto en la práctica artística de Juan Uslé un modo recurrente de ocupar y registrar el día a día: los viajes, las horas ociosas, la actividad en el estudio o la vida familiar. Por ello, más allá del medio desde el cual cobran forma, la importancia de las imágenes y los relatos en la pintura de Uslé no radica en la influencia que los unos hayan ejercido sobre la otra, sino en el vínculo subconsciente que su obra establece con el mundo visible y con la posibilidad de imaginar otros escenarios, donde el lenguaje de la abstracción se vincula con la representación de imágenes pensadas, imaginadas, vistas o soñadas.
Uslé comienza su carrera a finales de los años setenta en su Cantabria natal, con obras en las que predominan los tonos oscuros y la calma visual. Formado en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, se interesa por el paisaje abstracto y la fotografía. De regreso a Santander, realiza piezas de carácter expresionista y en 1984 su trabajo se presenta por primera vez en ARCO. En 1987 se instala en Nueva York, donde su pintura evoluciona hacia formas de abstracción más personales: paletas más brillantes, fondos en cuadrícula, referencias a la fuerza de la pincelada del último De Kooning. Paulatinamente su pintura virará hacia una abstracción más lírica y silenciosa, sin estridencias. La expresión se reduce al ritmo, a menudo sinuoso, de líneas geométricas que evocan el latido de un pulso. En contraste con obras precedentes, la forma de hacer es más mecánica y procesual. La superficie del lienzo queda saturada hasta sus márgenes, los colores son variaciones de un mismo tono y la pintura simula una piel que lo cubre todo, un umbral atemporal que se abre a posibilidades infinitas donde hay zonas en penumbra y destellos de claridad.
Artistas
Uslé, Juan
Comisariado
Ángel Calvo Ulloa
Organiza
Museo Reina Sofía