Cabeza de gitana

La obra de Isidre Nonell está poblada de representaciones de individuos provenientes de estratos sociales desfavorecidos de la Cataluña del cambio de siglo. Entre 1900 y 1906, Nonell, recién llegado a Barcelona tras una estancia en París, se dedicó casi exclusivamente al retrato de mujeres de etnia gitana. A través de este motivo, su lenguaje pictórico alcanzó madurez y modernidad, perceptible en la contundencia y expresividad de las pinceladas, la sinuosidad de la línea negra que remarca la silueta de las figuras y el ambiente introspectivo que evocan los personajes. Nonell frecuentaba los barrios marginales de la ciudad y era asiduo de teatros, cafés concierto y tablaos, donde compartía tiempo con familias gitanas y fundamentaba una mirada despojada del exotismo racista con que se solía aludir a estas comunidades. Más de un centenar de obras atestiguan el interés de Nonell por retratar a personas de origen romaní; es recurrente el rostro de la modelo Consuelo Jiménez, fallecida en 1905 a la temprana edad de 17 años, víctima de un derrumbe en uno de los barrios de barracas que conformaban la ciudad de Barcelona. Con una mirada comprometida con ese modo de vida, Nonell certifica el vínculo entre bohemia artística y pueblo gitano, afirmando ideales de libertad y ruptura con los valores preconizados por la sociedad burguesa.

Suset Sánchez Sánchez