Pero si sólo estaba actuando
Sobre esta base, los artistas seleccionados para el programa representan una suerte de trascendencia respecto al marco social desde el que crean, en el sentido que le da el historiador y activista radical Howard Zinn a esta idea en su libro Artists in Times of War. Para Zinn: “El artista piensa, actúa, interpreta música y escribe fuera del marco que la sociedad ha creado”, y matiza que “los artistas pueden ser astutos. Pueden señalar hacia cosas que te lleven fuera del pensamiento tradicional porque pueden salirse con la suya en la ficción. La gente dice, ‘Oh, bueno, es ficción’”. Citando la observación de Picasso de que “el arte es una mentira que hace que nos demos cuenta de la verdad”, Zinn concluye que “el arte se aleja de la realidad e inventa algo que puede ser en última instancia más exacto acerca del mundo que lo que una fotografía puede representar”.
Mediante el uso del artificio, el humor, la sátira o la parodia, en las piezas que componen este ciclo, el arte permite entablar un diálogo que acaso nunca se hubiera iniciado de otra manera, revelando mundos interiores que oscilan entre la realidad y la ficción y demostrando que el poder del arte no tiene necesidad de depender de la propaganda para movilizar a su público.
El título Pero si solo estaba actuando remite a una frase recurrente de Jon Lovitz en su número cómico creado para el programa de televisión Saturday Night Live. El personaje de Lovitz sobreactúa histriónicamente cada vez que le descubren en una mentira. Para cubrir su rastro, dice teatralmente con una locución exagerada que él “sólo estaba actuando” (was only acting), que tan sólo miente intencionadamente para demostrar su arte superior. Los artistas incluidos en este programa utilizan una amplia gama de métodos para explorar una miríada de temas y discursos que en ocasiones sólo es posible abordar cuando “se adopta una pose”, por citar el vídeo musical de Madonna, Vogue. Mediante la asunción de un papel o personaje, el artista queda autorizado para efectuar ciertas transgresiones que le permiten ahondar en un territorio cultural o social sobre el que a menudo resulta demasiado difícil -por sus implicaciones políticas, sexuales o psicológicas- debatir de manera abierta.