Hans Haacke

Hans Haacke. Castillos en el aire. Del 15 de febrero al 23 de junio de 2012

Hans Haacke, artista: lo que a menudo he intentado hacer es producir una obra que intervenga, de manera muy específica, en el contexto en el cual se exhibe.

Sabía que iba a haber una exposición en Madrid, en el Reina Sofía, y yo quería hacer algo específico acerca de la situación en España o en Madrid. Cuando cogí el taxi desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad para reunirme con la gente del museo, vi, a mi derecha, una zona con árboles y calles y farolas y bancos y todo lo que esperarías encontrar en un barrio nuevo. Pero no había una sola persona, no había ni una sola casa. Me pareció muy extraño, nunca había visto nada así.

Al final, le pregunté a la gente del museo: “¿Qué está pasando allí?” Y me dijeron había muchas zonas así en la periferia de Madrid. Me pareció tan singular que me entraron ganas de verlas, así que nos dimos una vuelta en coche por la periferia de la ciudad. Vi muchas zonas delirantes, hasta que acabamos en la esquina sureste del Ensanche de Vallecas. Allí nos topamos con varios edificios que se habían empezado a construir, pero las obras se habían interrumpido. De las torres, tan solo estaban las estructuras, y otros edificios bajos que se suponía que serían chalets estaban casi literalmente en ruinas.

Cuando estábamos planeando volver al centro de la ciudad miramos el mapa. Aquellas calles llevaban el nombre de diferentes corrientes artísticas del siglo veinte. Estaba la calle del arte pop, estaba la calle del arte conceptual, la calle del arte minimal, figurativo, hiperrealista... la calle del arte expresionista. Nos metimos en la calle del arte conceptual y allí estaba, en un edificio... el arte conceptual...

Estoy acostumbrado a que las grandes compañías, para lavar su imagen, para que parezca que son benévolas, patrocinen cualquier exposición o museo. Pero en este caso, después de investigar un poco, me enteré de que el desencadenante era algo diferente. Aparentemente, se trataba de un esfuerzo, con las mejores intenciones, de convertirlo en un barrio del arte. Se suponía que habría edificios públicos con estudios dedicados al arte, se pretendía crear un entorno cultural. Pero no había nada. Absolutamente nada.