El artista Petrit Halilaj (Kostërrc, Skenderaj, República de Kosovo, 1986) presenta su proyecto personal para el Palacio de Cristal titulado A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados, en el que vemos grandes flores y elementos de la naturaleza de los que sirve el autor para abordar temas como el hogar, la nación, la identidad cultural y el amor. Se trata de la primera muestra individual que se le dedica a Halilaj en España, y de la primera que se inaugura en el Reina Sofía después de la pandemia, que hizo que este montaje quedara interrumpido.
A un cuervo y los huracanes… es un proyecto que tiene mucho de colaborativo, de implicar a varias personas en su planteamiento, en una época en la que se ha visto que ha de primar el trabajo conjunto por encima de las individualidades para conseguir avanzar como sociedad. Halilaj ha estado trabajando dos años en esta exposición, e investigó mucho acerca de los orígenes del Palacio y de la primera exposición que hubo en 1887: “Este es un lugar increíble, pero bastante difícil para trabajar. Me gustan mucho los lugares altos y poder jugar con los equilibrios entre el espacio y la obra”, declara el propio artista. “Yo veo el Palacio de Cristal como una plaza abierta donde la gente está invitada a transitar libremente. Me gusta concebir mis exposiciones como espacios públicos”. Para crear ese ambiente de tránsito, se han abierto varias ventanas del Palacio e instalado estructuras y comederos que atraigan a las aves y demás insectos que habitan el Parque del Retiro. Los pájaros son un elemento muy recurrente en su trabajo, y representan la metáfora de la libertad sobre lo que no pueden hacer los humanos: volar y vivir sin fronteras.
Halilaj se ha inspirado en el singular ritual de apareamiento de los bowerbirds, unas aves que construyen elaboradas estructuras (bowers) y las decoran con objetos coloridos para atraer a la pareja. Son como grandes nidos donde buscan su hogar, el refugio donde sentirse seguros y formar su familia. También está la obra History of a Hug [Historia de un abrazo, 2020] en la que un cuervo blanco antropomórfico sostiene un trozo de madera. Esta pieza alude a un momento particular en la historia familiar de Halilaj: El tronco era la herramienta de trabajo de su abuelo en el campo y el objeto que sostenía cuando supo que su esposa había dado a luz a su primer hijo. Incapaz de expresar en público su alegría, que podría haber sido interpretada como un signo de debilidad en una sociedad patriarcal, abrazó el poste con tanta fuerza que pensó que lo rompería. Para el artista el motivo del cuervo blanco sugiere también la diversidad, la lucha y la resistencia al cambio para ser aceptado
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