Un acto de ver que se despliega plantea una aproximación a la Colección Susana y Ricardo Steinbruch. La selección compuesta por más de cien obras, que se muestra por primera vez, constituye un importante acervo que reúne diferentes temporalidades y geografías, y se centra, sobre todo, en la contemporaneidad latinoamericana, especialmente brasileña, y en las prácticas artísticas que tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XX en la Europa Central y del Este.
Lejos de una visión lineal, la exposición propone un recorrido que comienza con un proyecto específico de Fernanda Gomes (Brasil, 1960) y que transita desde los movimientos antiarte de la antigua República Federativa Socialista de Yugoslavia, al neoconcretismo o las respuestas artísticas que suscitaron los contextos políticos de las décadas de los sesenta y setenta. Se dedica un ámbito a Mira Schendel (Suiza 1919-Brasil 1988), que incluye un conjunto muy importante de obras que abarca casi la totalidad de la trayectoria de la artista: en ellas se bordea la idea de territorio o se instalan en la experimentación con y desde el lenguaje. También está representado el artista Leonilson (Brasil 1957-1993); es la primera vez que en España se exhibe un conjunto tan grande de obras del brasileño, a quien, recientemente Serralves ha dedicado una retrospectiva. También destaca la pieza de Jonathas de Andrade (Brasil 1982), artista del Pabellón de Brasil de este año en la Bienal de Venecia.
Es característico de esta muestra evidenciar relaciones y cruces que unen obras de diferentes autores en apariencia dispares y al tiempo se percibe una línea conceptual que sustenta la práctica de buena parte de sus artistas.
Las piezas seleccionadas para la exposición se articulan en torno a la teoría de los gestos, acuñada por el pensador checo-brasileño Vilém Flusser. Para él, estos rituales de la percepción –que pueden parecer mínimos y no responder a una causalidad determinada– no solo posibilitan nuestro propio reconocimiento estético y afectivo; también están en la base de una cartografía de relaciones y cruces que une artistas en apariencia dispares.
A pesar de que a mediados de los años 90 en Europa occidental se despierta cierto interés por las prácticas artísticas desarrolladas tras la Segunda Guerra Mundial en la Europa Central y del Este, es en los últimos años cuando han comenzado los acercamientos a algunos autores; aun así, en España no se han exhibido demasiado ni los trabajos a modo individual ni en un contexto común.
Precisamente uno de los puntos fuertes de esta exposición es que los trabajos se muestran en una narración más amplia, en una contemporaneidad múltiple y simultánea, no como como un mero correlato -casi un apéndice- al arte hecho en Europa Occidental como hasta ahora. Este aspecto se empezó a abordar en el Museo a partir de la reordenación de la Nueva Colección en que se incorporan estos artistas.
Por todo ello es interesante destacar, sobre todo en este momento en que se está produciendo un interés creciente a nivel internacional por el arte de los países del este, que los Steinbruch fueran pioneros al realizar hace ya varios años numerosas adquisiciones de artistas procedentes de esa parte del mundo.
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