Palacio de Cristal y Palacio de Velázquez
Las dos sedes del Museo Reina Sofía en el Parque del Retiro, el Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal, son obra del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco (Burgos, 1843-Madrid, 1923). Se proyectaron a finales del siglo XIX como espacios de exhibición en el contexto de las exposiciones universales, y desde entonces han mantenido esta función.

Detalle de la fachada principal del Palacio de Cristal, 2023

Vista exterior del Palacio de Velázquez desde un lateral, 2023
Las exposiciones universales
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, Europa se encontraba inmersa en una feroz carrera expansionista y colonial en África y Asia. Las exposiciones universales jugaron un papel determinante como escaparates de los «logros» y discursos de las potencias coloniales. A este objetivo se unía la competencia por el desarrollo tecnológico e industrial, cuyos avances también tenían cabida en estos eventos.
La Exposición Universal de Londres, conocida como la Gran Exposición Universal de Londres, fue la primera exposición universal. Tuvo lugar en 1851 en Hyde Park, en la capital londinense, y supuso todo un hito no solo por su contenido —las creaciones y tecnologías más punteras de la industrial del momento—, sino por el edificio que acogía el evento: el Crystal Palace, o Palacio de Cristal, del arquitecto Joseph Paxton (Bedford, Reino Unido, 1803-Chatsworth, Reino Unido, 1865).
El Crystal Palace fue concebido como una suerte de gran invernadero de hierro y cristal y fue edificado en tan solo seis meses gracias a la prefabricación de elementos modulares, lo que permitía una nueva forma de concebir y construir. A su imponente y, al mismo tiempo, ligero aspecto exterior se sumaba la idoneidad de su interior, un espacio diáfano y sin interrupciones, perfecto para albergar una muestra multitudinaria de este tipo.
Con la vista puesta en el éxito del evento londinense, España, siguiendo a otros países europeos, quiso celebrar dos grandes exposiciones y edificar sus respectivas sedes: en 1883 tuvo lugar la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales, y, cuatro años más tarde, en 1887, la Exposición General de Filipinas.
El Palacio de Velázquez
Y la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales
Durante el siglo XIX España destacó por su industria y producción mineral. Con el propósito de fomentar y dar a conocer el desarrollo de este sector a nivel nacional e internacional, se organizó la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales, impulsada por el entonces ministro de Fomento, José Luis Albareda y Sezde, quien nombró presidente de la comisión organizadora a Luis de la Escosura y Morrogh.
El lugar escogido para ubicar el recinto ferial fue el Parque del Retiro, en Madrid; en concreto, una zona aledaña al Estanque Grande. Ricardo Velázquez Bosco diseñó tanto los pabellones oficiales como la ordenación del conjunto. Solo un edificio, el pabellón principal, hoy conocido como Palacio de Velázquez en reconocimiento a su arquitecto, se concibió con carácter permanente, a fin de que continuara cobijando eventos similares. Para el proyecto, Velázquez Bosco contó con un equipo integrado por el ingeniero Alberto de Palacio Elissagüe (Sare, Francia, 1856-Getxo, 1939), el constructor Bernardo Asins y Serralta (Madrid, 1840-1897) y los hermanos ceramistas Germán (Madrid, 1855-1886) y Daniel Zuloaga (Madrid, 1852-Segovia, 1921).

La Ilustración Española y Americana, año XXVII, n.º 21
Madrid, 8 de junio de 1883

Vista de una sala de la Exposición General de las Islas Filipinas, 1887. Fotografía: J. Laurent y Cía.
Museo Nacional de Antropología
Dentro del recinto, a modo de scaenae frons, el pabellón se ubicaba en uno de los extremos y estaba precedido por jardines de estilo inglés y una amplia avenida, franqueada por construcciones efímeras en madera, que conducía a una cascada y estanque artificiales rematados por un templete con cúpula dorada. Para su proyección, Velázquez Bosco partió de referencias evidentes, tanto visuales como constructivas, a la obra del británico Joseph Paxton, pero también atendió a otras edificaciones contemporáneas como La Rotunde, construida con motivo de la Exposición Universal de 1873 en Viena, o las modernas estaciones de tren.
Además de recurrir a las posibilidades técnicas y materiales que ofrecía la arquitectura del momento, Velázquez Bosco empleó medios y lenguajes tradicionales, lo que dio como resultado una obra ecléctica en la que destacaba el empleo de hierro para la estructura, cristal para los lucernarios y ladrillo zaragozano de dos colores para las fachadas, donde además sobresale el revestimiento cerámico diseñado por los mencionados hermanos Zuloaga.
El Palacio de planta rectangular se organiza en tres cuerpos cuadrangulares unidos por medio de tramos de galerías resueltas al exterior mediante arquerías. Al cuerpo central, rematado por una gran bóveda de cañón con lucernario que sobresale en altura, se accede por una entrada porticada con arcos de medio punto sobre columnas jónicas, precedida por una escalera de mármol blanco franqueada por dos efigies. Los dos cuerpos laterales quedan rematados en sus esquinas por cuatro torreones en avanzada cubiertos por bóvedas esquifadas.
El edificio tuvo una gran acogida, como reflejan las crónicas de la época, y tras la finalización de la muestra volvió a ser utilizado para albergar otras exposiciones, entre ellas, la Exposición General de Filipinas de 1887, para la cual se edificó la otra sede del Museo en el Parque del Retiro: el Palacio de Cristal.

Detalle exterior del Palacio de Velázquez, 2023
Museo Reina Sofía
El Palacio de Cristal
Y la Exposición General de las Islas Filipinas
La Exposición General de las Islas Filipinas, inaugurada en 1887 en el Palacio de Cristal bajo el liderazgo del Ministerio de Ultramar, tenía un claro objetivo propagandístico: reforzar la imagen del Imperio español sobre los territorios colonizados del Pacífico en un momento de decadencia.
Se trataba de una exposición ambiciosa, que contó con gran eco en la prensa de la época, y que no solo exhibía objetos procedentes de las islas sino también a un grupo de entre cuarenta y cincuenta personas de esta región. La exposición se convertía así en el primer ejemplo de «zoológico humano» en España, un formato por entonces muy popular entre las potencias coloniales europeas.
El Palacio de Cristal fue concebido a modo de invernadero para acoger la flora procedente de Filipinas. En su construcción, Velázquez Bosco recurrió de nuevo a la referencia del Crystal Palace, ahora de manera más evidente empleando un lenguaje clasicista similar, y contó con el mismo equipo que en el Palacio de Velázquez. El resultado es uno de ejemplos más representativos de la arquitectura de hierro y cristal en España.

Vista del Palacio de Cristal, 1887
Biblioteca Nacional de España
El Palacio de Cristal se construyó en tan solo cinco meses gracias a la prefabricación, como en el caso londinense. Destaca por su estructura de hierro y cristal y su interior amplio y diáfano. Se dispone sobre una suerte de planta de cruz griega, de la que resta uno de sus brazos, sustituido por el pórtico de entrada. El crucero está rematado por una imponente cúpula acristalada de 24 metros de altura, que se eleva sobre el resto de las cubiertas resueltas mediante bóvedas de cañón igualmente acristaladas. El edificio queda asentado sobre una base de piedra y ladrillo, decorada con los frisos cerámicos de los hermanos Zuloaga.
Evolución histórica

Nombramiento de Manuel Azaña como presidente de la Segunda República en el Palacio de Cristal, 1936
La actividad expositiva y la fisionomía de los dos palacios permanecieron inalterables durante las primeras décadas del siglo XX. Entre los eventos más reseñables que tuvieron lugar destaca la proclamación de Manuel Azaña como presidente de la Segunda República el 10 de mayo de 1936 en el Palacio de Cristal. Para la ocasión los muros de cristal se cubrieron con cortinas y el palacio se convirtió en hemiciclo para la Asamblea Electoral.
Tras la Guerra Civil, se llevaron a cabo diferentes actuaciones destinadas a reparar los desperfectos ocasionados durante la contienda, y en el caso del Palacio de Velázquez se realizó una ampliación de la parte trasera en la década de 1940.
En los años setenta del pasado siglo XX, coincidiendo con su declaración como Monumentos Históricos Nacionales, se acometieron importantes labores de restauración y acondicionamiento de ambos edificios con el objetivo de eliminar adhesiones y recuperar su esencia original, así como consolidar y reforzar sus estructuras. En el caso del Palacio de Velázquez la intervención se desarrolló en dos fases, la primera, entre 1971 y 1973, de la mano de Ángeles Hernández-Rubio Muñoyerro y Alberto García Gil, y la segunda, en 1978, corrió a cargo de Fernando Chueca Goitia (Madrid, 1911-2004). Por su parte, Hernández-Rubio Muñoyerro fue también la responsable de las obras en el Palacio de Cristal en 1975.
En la década 1990 los dos palacios se convierten en sedes expositivas del Museo Reina Sofía, tras haber dependido del Centro Nacional de Exposiciones. En este momento, el arquitecto José de la Dehesa Romero realiza nuevas actuaciones para acondicionar y preservar los espacios: en 1990 tienen lugar las obras en el Palacio de Velázquez, y entre 1994 y 1998, en el de Cristal. Desde entonces han sido constantes los trabajos de conservación, adecuación y mejora de sus instalaciones.
Con estas dos sedes, declaradas Monumentos Históricos Nacionales y situadas en un entorno privilegiado como es el Parque del Retiro, el Museo Reina Sofía completa su valioso patrimonio arquitectónico, y se compromete con su puesta en valor y conservación.

Vista exterior del Palacio de Velázquez, 2023
Museo Reina Sofía

Vista exterior del Palacio de Cristal, 2023
Museo Reina Sofía