
Siguiendo el ejemplo de otros contextos europeos que en el cambio de siglo llevan a cabo una renovación del lenguaje, prácticas y sistemas de producción artísticos; a comienzos del siglo XX Viena extiende su voluntad renovadora y de superación del modelo romántico e historicista, a todos los campos de la expresión artística.
Viena 1900 es una exposición pluridisciplinar, compuesta de unos cuatrocientos setenta objetos, ilustra el propósito de artistas, literatos, músicos, arquitectos y diseñadores vieneses de borrar las fronteras entre el espacio del arte y el de la vida, tomando como referencia un punto de inflexión metafórico en el año 1900.
Con un recorrido que arranca en la década de 1890 y concluye en la víspera del estallido de la Primera Guerra Mundial, la exposición se desarrolla desde el idealismo ornamental hasta la crisis del Expresionismo. El ornamento constituye así el principal de sus ejes, manifestándose tanto en pintura, artes gráficas o diseño en su más amplia acepción: cerámica, cristal, joyería, mobiliario, artes aplicadas e industriales, ilustración, e incluso arquitectura. A este respecto, son dos las instituciones que marcan las pautas artísticas del momento: la Secession (1898), entendida como el templo del arte -su lema es “A cada época su arte. Al arte su libertad”- y en la que juegan un papel fundamental Joseph Maria Olbrich, Kolomar Moser y Gustave Klimt; y los Wiener Werkstätte (Talleres vieneses. Cooperativa de Producción de Artesanos en Viena), fundados en 1903 siguiendo el modelo de la corriente Arts and Crafts, en particular la escuela de Glasgow dirigida por Charles Rennie Mackintosh. En el campo del diseño, esto supone un progresivo viraje desde el ornamento como patrón decorativo (la primera etapa de Otto Wagner) y formal hacia cierta austeridad geométrica (Joseph Hoffmann).
En pintura, Klimt formula la expresión estética Viena 1900, creando un imaginario en el que confluyen religión y erotismo, como se hace manifiesto en Judith (1901-1902) y en Danae (1907-1908). En sus trabajos, al decir de Franz Smola, comisario de la exposición, “la ornamentación se puede interpretar perfectamente como formas sublimadas de expresión de las pasiones sexuales”. Los otros dos pintores fundamentales de este momento son Egon Schiele y Oskar Kokoschka, quienes trastocan la naturaleza decorativa de las líneas en expresión del desgarro humano. La crisis de los léxicos -desencadenado en gran medida por la crisis de la identidad y los estudios del yo realizados por Sigmund Freud en el psicoanálisis- encuentra su vertiente musical en el trabajo de Arnold Schönberg, con la música dodecafónica, y en sus coetáneos Alban Berg y Anton Weber. Del mismo modo y desde términos similares, cabe señalar la crisis y crítica al academicismo arquitectónico protagonizada por Adolf Loos y la del lenguaje natural protagoniza Hugo von Hofmannsthal, siendo Viena uno de los comienzos más firmes de la modernidad en todos sus frentes.
Datos de la exposición
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