Esta exposición sobre Joaquín Torres-García (Montevideo, 1874-1949) destaca su carácter de “arquetipo de la vanguardia”, que tal como expresa Miguel Logroño -comisario de la muestra junto con Ángeles Dueñas- es una cualidad reconocible en todos los proyectos artísticos que funda, dirige y en los que participa a lo largo de su trayectoria.
La carrera de Torres-García se desarrolla durante la primera mitad del siglo XX en diferentes ciudades y países (Uruguay, Barcelona, París y Madrid). Como complemento indisoluble a su labor pictórica, la exposición se ocupa de la producción literaria de Torres-García, fruto de su faceta teórica, docente y divulgativa, que desde fecha muy temprana practica sobre el arte y sus principios.
La muestra se compone de un número considerable de documentos y materiales de distinta naturaleza (libros, catálogos, revistas, carteles e invitaciones) que forman parte del fondo bibliográfico y documental del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Estos documentos afianzan y corroboran los presupuestos teóricos y artísticos de Torres-García durante las sucesivas etapas y estilos que jalonan su trayectoria: desde el clasicismo noucentista al que se entrega con sus trabajos murales en Barcelona, durante la década de 1910; pasando por el contacto con los lenguajes vanguardistas (vibracionismo) de la mano de Rafael Barradas y la adopción de los principios de la abstracción constructivista, al integrarse en los grupos Cercle et Carré y Abstraction-Crétation. Esta etapa, cuyo inicio cabe situarlo hacia 1926, resulta el giro definitivo a una carrera fundamentada en los valores de orden y construcción y que a partir de este momento se enriquece con el principio de universalidad, insistiendo en la labor civilizadora y social del arte.
El elenco de libros se inicia con: Notes sobre Art (1913), Dialegs (1915), Un ensayo de clasicismo. La orientación conveniente al arte de los países del mediodía (1916), todos ellos redactados bajo el paraguas del Noucentisme. El cambio hacia una nueva concepción plástica y estética se advierte en L´Art en relació amb l´home etern i l´home que passa (1919). Durante su estancia en París, las exposiciones que celebra y su colaboración con la revista Cercle et Carré le abren el camino hacia un proyecto de mayor envergadura, que logra poner en marcha en Uruguay a partir de 1934, tras las iniciativas que previamente lleva a cabo en Madrid: la organización de la exposición Arte Constructivo y la fundación de la revista Guiones. En Uruguay, mediante la Asociación de Arte Constructivo, que es continuada por el Taller Torres García, numerosas conferencias, exposiciones y la revista Círculo y Cuadrado; expande su mensaje de un arte panamericano, constructivo y abstracto. De ese momento son sus libros más importantes, de fuerte carácter programático: Estructura (1935), Universalismo constructivo. Contribución a la unificación del Arte y la Cultura de América (1944), Mística de la pintura (1947) y su obra póstuma La recuperación del objeto (1952).
