Madoz. Objetos 1990-1999

26 octubre, 1999 - 10 enero, 2000 /
Edificio Sabatini, Planta 3, Gabinete de Papel

Los objetos son los protagonistas de las más de cien fotografías que componen esta exposición de Chema Madoz (Madrid, 1958), centrada cronológicamente en los trabajos de los años noventa. La muestra presenta importantes ejemplos de sus construcciones de juegos visuales, nuevas realidades creadas mediante la asociación y combinación de objetos, ideas, funciones y materiales. Así, Madoz se considera “un escultor objetual que trabaja desde el punto de vista de un fotógrafo, en tanto que la fotografía le permite fijar la idea”.

En las obras reunidas para la exposición desaparece la figura humana presente en sus anteriores imágenes, que da paso a los objetos cotidianos sobre los que Madoz propone un acercamiento poético, sin por ello descontextualizarlos o resignificarlos. Catherine Coleman, comisaria de la muestra, advierte aspectos que prolongan la vía estilística iniciada en los años ochenta: “mantiene la distancia entre el sujeto de la fotografía y el fotógrafo, y erige la simetría en un recurso frecuente. Cabe señalar además, la insistencia en el tema de la vanitas, aludida bajo diversas formas, mediante relojes de pared en forma de ataúd, relojes de arena o esferas de reloj.

Un recorrido por estas imágenes permite considerarlas en función de tres posibilidades de fotografiar el objeto, como reconoce Coleman: “sin alterar, tal y como se ha encontrado; manipulándolas y construidas por el fotógrafo mismo”. La toma en consideración de la escala de los objetos (como un cactus en un dedal) y la exploración de sus posibilidades poéticas, entre el hallazgo lógico y lo azaroso, fundamentan el gesto escultórico-fotográfico.

El artista activa pares de contrarios desde su asociación, como plumas y tenazas o un guante de boxeo sujetando una pluma de ave para escribir. También combina los significados y connotaciones (una soga de ahorcado hecha con perlas), trabaja con la analogía simbólica (un bombín convertido en alfiletero o un bastón en pasamanos) o con la analogía formal de una pipa como un saxofón o una alcantarilla como escurreplatos. Los juegos verbales entre homónimos son también protagonistas de su obra (una hoja de un árbol plátano como soporte de un texto mecanografiado), igual que la metamorfosis de objetos, como las cerillas quemadas, que se convierten en espermatozoides o rayos de sol.

El resultado de los limpios ensamblajes y la renuncia a la manipulación de los negativos y las copias, provoca que los objetos logren una presencia realista y capten la atención del espectador. Sus fotografías se suelen relacionar con la poesía visual de Joan Brossa, pero Madoz no reconoce tal genealogía, ni se deja llevar por la libre asociación surrealista, como apunta Catherine Coleman. Además, sus imágenes no necesitan las palabras para reforzar sus mensajes. En cambio, en opinión del especialista Steve Yates, sus fotografías remiten en mayor medida a la Historia del Arte Moderno, a artistas como Raoul Hausmann o Max Ernst, con quienes comparte las alusiones literarias y la ironía de los hallazgos.

Datos de la exposición

Organización: 
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Comisariado: 
Catherine Coleman
Itinerario: 

Galería Nacional de Bellas Artes, Caracas (julio - octubre, 2000); Centro Cultural Tijuana, México (octubre - febrero, 2000-01); Château d'Eau, Toulouse, Francia (septiembre -octubre, 2001)

Artistas: