Lucio Muñoz (Madrid, 1929-1998) pertenece a la generación de los cincuenta, marcada por la Abstracción de grandes artistas como los integrantes del grupo El Paso, pero en la que tampoco faltan ejemplos de rigurosa figuración, como Carmen Laffón o Antonio López. Lucio Muñoz se sitúa entre ambos estilos: su obra no se puede adscribir a una abstracción completa, porque mantiene el vínculo con lo figurativo durante toda su trayectoria.
La madera es el material más emblemático de la obra de Lucio Muñoz y con ella realiza desde 1956 gran parte de su producción pictórica. En 1988, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía dedica al artista una exposición antológica, compuesta por cuadros, dibujos, obra gráfica y documentos. Trece años más tarde, el Museo Reina Sofía presenta una muestra dedicada exclusivamente a su obra en papel. En ella, se descubre que el papel constituye una parte esencial de su obra, que desarrolla de manera más íntima, pero igualmente constante.
Esta exposición muestra por primera vez de manera conjunta sesenta y dos obras, parte de sus trabajos en y con papel, entre los que se incluyen bocetos, dibujos, pinturas y collages. La exposición se divide en cuatro etapas, en orden cronológico. La primera de ellas presenta los comienzos de Lucio Muñoz en la Abstracción, precisamente por medio del papel. El artista realiza collages compuestos por fragmentos coloreados, que recuerdan en gran medida a la obra de uno de sus artistas predilectos, Paul Klee.
Cuando aparece la madera, Lucio Muñoz abandona temporalmente el papel, que recupera durante los años sesenta como método para probar sus pinturas. En esta segunda etapa creativa, sus bocetos, apuntes y estudios se componen de formas orgánicas. En la exposición se encuentran ejemplos como Silius y la noche (1975-1976) o Kramper nocturno (1976).
Los conocimientos adquiridos durante el tiempo que Lucio Muñoz experimenta en exclusiva con obra gráfica, influyen en sus trabajos posteriores, especialmente en los que realiza en papel. El artista tiene muy en cuenta sus características y posibilidades y durante esta tercera etapa entre 1984 y 1987, utiliza papel mojado para aumentar el margen de libertad técnica. Aunque gran parte de las obras de este momento son destruidas por el propio artista, la exposición recoge algunos ejemplos de esta nueva espontaneidad, como 10/84 o Pintura 86.
Por último, se presenta de modo más exhaustivo la obra en papel entre 1992 y 1997. Lucio Muñoz logra un gran nivel de precisión y fabrica su propio papel. Antes de que el papel seque por completo, añade elementos como madera, plástico o cinta aislante, para terminar el coloreado final. Pronto sustituye la pasta de papel por capas de papel muy fino, a las que incorpora madera, de modo que logra auténticas estructuras arquitectónicas.
Aunque el artista suele titular las obras en papel según su año de realización, crea un grupo de papeles dedicados a su familia y seres queridos entre los que se encuentra, La campaña de Sargon (1994). En esta última etapa, la luminosidad es una de las características más destacadas de la obra de Lucio Muñoz.
Datos de la exposición
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