Rusia es el primer país que empieza a importar obras de Henri Matisse (Le Cateau-Cambrésis, Francia, 1869 - Niza, Francia, 1954). Tras el gran éxito obtenido con sus pinturas en el Salón de Otoño de París en 1905, los cuadros del joven artista comienzan a llegar a Rusia. No obstante, el coleccionista Sergei Ivanovich Shchukin -comprador también de obras de Claude Monet, Paul Gauguin y otros jóvenes de la vanguardia como Pablo Picasso, André Derain, Maurice de Vlaminck o Kees Van Dongen- se interesa por la obra de Matisse antes incluso de que celebre su primera exposición en 1904 en la parisina galería Vollard.
Matisse encuentra en Shchukin el apoyo en los años de mayor necesidad, cuando difícilmente vende algún cuadro. Shchukin compra algunas de las mejores obras del artista y lo promociona entre sus amistades. La Danza, considerada una de las piezas más destacadas del artista francés, se realiza expresamente para el coleccionista.
Shchukin comparte su devoción por Matisse con otro compatriota, Iván Morozov, que adquiere once obras del artista. Las colecciones de Shchukin y Morozov son nacionalizadas y se transforman en museos independientes como consecuencia de la Revolución Rusa. Cinco años después se reúnen en un solo museo, el Museo de Arte Moderno Occidental (MAMO) que existe durante un cuarto de siglo, hasta 1948. Las colecciones se dividen entonces entre el Museo Pushkin y el Museo del Hermitage. A principios de los años treinta algunos cuadros se transfieren al Hermitage, por una decisión del gobierno relativa a la redistribución parcial de los valores museísticos entre Moscú y Leningrado.
Esta exposición en el Centro de Arte Reina Sofía no es una antológica, sino una representación de la producción de Matisse entre 1901 y 1913. Se compone de una selección de veinticuatro óleos y catorce dibujos pertenecientes a los dos museos rusos que, desde su presentación en el Grand Palais de París el año 1970, impacta a estudiosos y amantes del arte de diferentes países.
El Matisse fauvista y postfauvista despliega su periodo más vital en estos ejemplos. En ellos se recoge un proceso que parte de su admiración por Paul Cézanne e incorpora influencias fruto de su gusto por motivos de artesanías árabes y orientales. Los viajes por Andalucía y Marruecos fijan fuertemente en la obra de Matisse esa policromía, a la que añade la insistencia en las dos dimensiones, donde solo los contornos indican el cambio de niveles y volúmenes.
La exposición se compone de obras maestras entre las que destacan La habitación roja (1908), Juego de petanca (1908), Bodegón con mantel azul (1909) o La familia del artista (1911). En 1910 Matisse visita en Múnich una gran exposición de Arte Islámico que le causa una profunda impresión. En La familia del artista las influencias orientales de Matisse aparecen a través de elementos como el tablero de ajedrez -que articula la composición-, el sofá o la ornamentación de la pared y la chimenea. Para la creación de esta composición, el artista se inspira en las miniaturas persas y recrea una escena social, donde las figuras acaparan el protagonismo.
La muestra incluye además otros lienzos fundamentales como La Danza (1909), El marroquí Amido (1912) y el conjunto compuesto por Vista desde una ventana. Tánger, Zorah en la azotea y Entrada a la Casbah concebidos en 1912 por Matisse como tríptico. En la exposición, se encuentra también Retrato de la mujer del artista, presentado en el Salón de Otoño en solitario y uno de los pocos lienzos pintados en 1913.
Debido al intercambio entre las instituciones, de manera simultánea a esta exposición se exhibe en los dos museos rusos una selección de las obras de Pablo Picasso pertenecientes a las colecciones españolas.
Datos de la exposición
Barcelona