El libro ruso de vanguardia 1910-1934

El libro, usado para difundir el conocimiento escrito, amplía su uso como formato y desarrolla variaciones, hasta convertirse en objeto artístico.

En este sentido existen diferencias entre, el livre d’artiste y el libro de artista. El primero contiene grabados, litografías, serigrafías o xilografías estampadas a mano. Se publica en ediciones limitadas y numeradas y se destina al coleccionismo. Uno de los ejemplos iniciales es Parallèlement (1900) de Pierre Bonnard, con poemas de Paul Verlaine. Sin embargo, el libro de artista se desarrolla con posterioridad. El artista que lo concibe incide en la unidad del libro y en su acceso para un público amplio, con grandes tiradas y bajo precio. Veintiséis gasolineras (1962) de Edward Rusha es una de las primeras manifestaciones de este género.

Esta exposición constituye la mayor muestra dedica al libro ruso de vanguardia histórica hasta la fecha. La muestra reúne trescientos cincuenta livre d’artiste fechados entre 1910 y 1934, época del florecer de las vanguardias en Rusia, donde se recogen los movimientos artísticos predominantes en Europa occidental, como el Cubismo francés, el Futurismo italiano, el Expresionismo alemán y el Neoplasticismo holandés. Al tiempo, se conjugan con movimientos propios como el Cubofuturismo, el Constructivismo y el Suprematismo. En este momento, artistas, poetas, arquitectos, novelistas, fotógrafos, escenógrafos y dramaturgos se unen para realizar creaciones clave para el arte del siglo XX.

La muestra se divide en tres grandes secciones tituladas “Una bofetada al gusto público 1910-24”, “¡Transformad el mundo! 1916-33” y “Construyendo el socialismo 1924-34”. Estas secciones abarcan las primeras manifestaciones vanguardistas, las exigencias propagandísticas del realismo socialista en la dictadura estalinista y la Revolución de 1917 y sus repercusiones.

Los artistas rusos no están ajenos a las renovaciones literarias de Stéphane Mallarmé y Guillaume Apollinaire en Francia, de Filippo Tommaso Marinetti en Italia o del Dadá en Suiza y Alemania. A todo ello suman su tradición de pintura en iconos, la pintura caligráfica y los lubki o xilografías populares. La experimentación con la identidad gráfica de las letras produce lo que se denomina zaum, una forma de poética abstracta cuya traducción puede ser “más allá” o “fuera de”. De esta manera, los libros rusos rompen con las normas habituales de producción. Su aspecto artesanal, los elementos innovadores como la impresión de textos manuscritos, la estampación con sellos de caucho o patata, las ilustraciones en los márgenes que dialogan con los textos, la fusión de imágenes, el empleo del collage, las técnicas aditivas y los trazos pictóricos constituyen una completa revolución en el concepto de libro.

Aleksandr Ródchenko, El Lissitzky o Varvara Stepanova aplican el Constructivismo en la experimentación visual con las cubiertas de los libros. Las asociaciones entre el pintor Mikhail Larionov y el poeta Aleksei Kruchenykh y de este con su pareja, la pintora Olga Rozanova o la colaboración entre Rodchenko y Vladimir Mayakovsky producen algunos de los volúmenes presentes en esta exposición, acompañado de un exhaustivo catálogo, que se convierte en referencia bibliográfica fundamental en español sobre este tema.