Andrea Canepa

Andrea Canepa (Lima, 1980) presenta una propuesta para la segunda intervención en la lona que cubre temporalmente el Palacio de Cristal durante los trabajos de restauración y reparación en su estructura. La obra de esta artista nace de un profundo interés por la manera en la que los objetos, los espacios y las estructuras culturales construyen narrativas sobre la memoria y la identidad colectiva. Su práctica se sitúa en un territorio de diálogo entre el arte, la sociología, la historia y la antropología, desde donde explora cómo los sistemas de organización —visuales, espaciales o simbólicos— no solo condicionan las formas de percibir y habitar el mundo, sino que son constructos arraigados que a menudo operan de manera dirigida. Canepa aborda esas lógicas como objeto de estudio a partir de investigaciones sostenidas en el tiempo que, con frecuencia, entroncan con el pasado de su país y con la historia de América Latina.

Sus instalaciones, esculturas y textiles son concebidas como experiencias habitables no exentas de una dimensión temporal que las complejiza. El tiempo implica tránsito, exploración y trayecto para recomponer la obra. Canepa incorpora asimismo el color, el cambio de escala y la alteración de lenguajes heredados como estrategias de extrañamiento que activan en el público un cuestionamiento de las gramáticas culturales dominantes. De este modo, sus obras trasladan al presente temas en apariencia lejanos en el espacio y el tiempo que interpelan poética y críticamente la forma de estar en el mundo.

La propuesta de Andrea Canepa forma parte de la investigación iniciada en la exposición As We Dwell in the Fold (MSU Broad Museum, Michigan, 2023), centrada en los fardos textiles de la cultura precolombina de Paracas y en el ritual ancestral de envolver a sus difuntos. En este nuevo proyecto, la autora traslada esas ideas al contexto del Palacio de Cristal, un edificio decimonónico marcado por la transparencia y por la lógica de la exhibición. Esta arquitectura de hierro y vidrio, emblema de una modernidad vinculada también a los avances técnicos, conecta con los artefactos ópticos precursores del cine. La artista convierte así el Palacio en un praxinoscopio contemporáneo que transforma sus paños acristalados en secuencias de cubrir y descubrir textiles, un relato cíclico que cobra sentido conforme el público rodea el edificio.