Déjeuner sur l'herbe II (Almuerzo en la hierba II)

La obra inicial de Miquel Barceló durante los años setenta parte de una serie de prácticas conceptuales que fundamentan su lenguaje posterior, tales como el análisis y tratamiento de la materia en relación con el efecto que produce sobre esta el paso del tiempo. A principios de la década de los ochenta trabaja la pintura en constante diálogo con el legado cultural recibido, desde los maestros de la pintura antigua hasta la obra de Pablo Picasso o Marcel Duchamp. Barceló realiza Déjeuner sur l’herbe II (Almuerzo en la hierba II) tras su primer viaje a África occidental, en 1988, un momento en el que trabaja esencialmente sobre papel, realizando cientos de dibujos con gouaches y pigmentos recogidos a orillas del Níger. De regreso a Europa, surge en su pintura sobre lienzo un tema fundamental: el desierto africano representado desde esos primeros esbozos y desde la memoria, con una extrema depuración de referentes visuales o conceptuales; el tratamiento de los blancos en la búsqueda de la representación de luz cegadora extiende la sensación de vacío que caracteriza el cromatismo de toda la serie de pinturas blancas a la que pertenece Déjeuner sur l’herbe II. Su título es una referencia explícita a la obra homónima de Édouard Manet, uno de los puntos clave en la renovación formal de la pintura moderna, cuyo tema es aquí adaptado a un contexto distinto, geográficamente localizable (como el desierto africano) aunque ahistórico en cuanto carente de referencias culturales o presencia humana.