Conciencia tranquila

Dos años después de que el Museo de Arte Moderno adquiriera su pintura ¡Mira qué bonita era! (1895), Julio Romero de Torres concursa para la beca de la Real Academia de España en Roma. El jurado propuso «El anarquista y su familia» como tema para los concursos de ese año, muy en consonancia con el interés por la pintura social de la época. El artista cordobés se presentó con Conciencia tranquila, que representa a un obrero anarquista con las manos atadas mientras un juez inspecciona su hogar. Su esposa, en último plano, sostiene al menor de los hijos y se cubre el rostro como muestra de desesperanza, mientras que su hijo mayor agarra la camisa del padre con una mirada temerosa; estos gestos cargan a la obra de un sentimiento de derrota, pues el protagonista se muestra sereno, afrontando las consecuencias de su compromiso con la lucha obrera.
El resto de las obras presentadas a este concurso, de autores como Eduardo Chicharro, Manuel Benedito o Fernando Álvarez de Sotomayor se centraban en el drama que implicaban estas situaciones para la familia; en cambio, Romero de Torres, en un tamaño insólitamente monumental, busca representar a su protagonista con dignidad, evidenciando solidaridad y empatía con la clase obrera anarquista. La obra no le valió la beca en Roma, pero sí una tercera medalla en la Exposición Nacional de 1899.

Raúl Martínez Arranz