Historia de las colecciones
La conversión del Centro de Arte Reina Sofía en Museo Nacional en 1988 se apoyó sobre el proyecto de formación de una colección que unificara los fondos estatales de arte moderno y contemporáneo dispersos hasta ese momento. Así, en 1992 se presentaría por primera vez, con vocación de permanencia y crecimiento, la Colección del nuevo Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Su primer germen fue la incorporación de los fondos del Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), creado en 1894 como Museo de Arte Moderno y desaparecido en 1988. Este contaba con obras premiadas en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y en el concurso de la Academia de España en Roma, así como con piezas representativas de las vanguardias, provenientes de donaciones y daciones en concepto de pago de impuestos, caso de las realizadas por los herederos de Julio González (1973) y de Joan Miró (1985). A este primer aporte se unieron los fondos de arte del siglo XX del Museo Nacional del Prado que incluía, entre otras obras, una destacable colección de pintura cubista cedida por el historiador del arte Douglas Cooper.
El primer director del Museo, Tomàs Llorens, se encarga de la primera organización de la Colección y en 1989 presenta un proyecto museológico con el que propone que esta narre el devenir del arte moderno desde la perspectiva española, en la cual Pablo Picasso sería el eje central. Entre las primeras donaciones, es muy destacada la llegada en 1990 del legado Salvador Dalí, otorgado por el propio artista mediante testamento, que completa un capítulo fundamental en la representación de las vanguardias; en julio de 1992, el traslado del Guernica de Pablo Picasso convierte a esta obra en la piedra angular sobre la que bascularía en adelante el discurso museológico. Así, en septiembre de ese mismo año, ya bajo la dirección de María Corral, el Museo inaugura oficialmente la primera presentación de su Colección, una ordenación de trescientas sesenta piezas (de las trece mil que formaban parte de los fondos de la institución) organizadas en veintitrés ámbitos.
En 1995, el Real Decreto 410/1995 establece el año de nacimiento de Picasso (1881) como fecha de separación de las colecciones estatales entre el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía. Se convierte así en el punto de partida cronológico de una Colección que había ido creciendo desde su origen gracias al desarrollo de una firme política de adquisiciones dirigida tanto al arte español como al contexto internacional. De especial relevancia fue la llamada Operación Picasso, que supuso el ingreso, durante la década de 1990, y principalmente bajo la dirección de José Guirao, de un importante grupo de obras compradas a los herederos del artista con el fin de contar con una representación completa de su producción en las colecciones del Estado; dichas adquisiciones ayudaron a delinear el panorama histórico y estético en torno al Guernica. En 1995, Guirao comienza una reordenación de las colecciones, que se amplía a la cuarta planta del edificio Sabatini y aumenta hasta quinientas las obras exhibidas. En 1997 se incorporan noventa y seis obras de la Colección Telefónica, que se depositan durante cuatro años prorrogables.

Llegada de Guernica al aeropuerto de Barajas y traslado al Casón del Buen Retiro, 1981
Fotografía: Jesús González

Llegada de Guernica al aeropuerto de Barajas y traslado al Casón del Buen Retiro, 1981
Fotografía: Jesús González

Llegada de Guernica al aeropuerto de Barajas y traslado al Casón del Buen Retiro, 1981
Fotografía: Jesús González
A partir del año 2000, bajo la dirección de Juan Manuel Bonet, la Colección se difunde gracias a presentaciones parciales en numerosas sedes nacionales e internacionales y se destinan por primera vez, dentro del propio Museo, espacios para exponer los fondos de cine y arte audiovisual. En 2005, la nueva directora, Ana Martínez de Aguilar, presenta un proyecto de rehabilitación del Edificio Sabatini para exponer la Colección permanente en sus cuatro plantas, en una reordenación cronológica que trata de encuadrar a los artistas españoles en el contexto internacional y prevé aumentar hasta setecientas las obras expuestas. Las sucesivas adquisiciones fueron internacionalizando y ampliando ese radio de acción, apoyando un discurso que hoy abarca desde el origen de la modernidad hasta la creación contemporánea, alimentado por ulteriores donaciones y daciones como las que permitieron el ingreso de conjuntos de obras de, entre otros, Jacques Lipchitz (1997), Robert Capa (1999), Antonio Saura (2001), Gustavo Torner (2004), Brassaï (2009), Roberto Matta (2011) o José Val del Omar (2012).
Durante el período de dirección de Manuel Borja-Villel, las incorporaciones se dirigen a abrir nuevas líneas de trabajo que enriquezcan sus lecturas y relatos, así como a completar secciones o suplir lagunas. Se incorporan obras de la vanguardia histórica, con especial atención a artistas mujeres fuera del canon tradicional, como Rosario de Velasco, Ángeles Santos, Remedios Varo o Delhy Tejero. Esto se sitúa en el contexto general de una línea de adquisiciones donde prima la incorporación de creadoras, no solo de ese periodo sino también actuales. En paralelo, el exilio español ha sido otra línea estratégica para recuperar el trabajo de españoles en el exterior y su contribución a sus respectivos contextos. Otra de las líneas de crecimiento fueron las adquisiciones a partir de grandes exposiciones a las que precede una profunda investigación, como el caso de Campo cerrado. Arte y poder en la posguerra española (2016). También se incorporaron importantes fondos documentales como la adquisición del Archivo Lafuente en 2022, que tendrá su propia sede en Santander a partir de 2027. La Colección fue así concebida como un atlas, lo que se materializó en la presentación en 2021 de la reordenación completa titulada Vasos comunicantes.
En años recientes, la Colección se ha expandido en cuanto a formatos (al cine y el vídeo, que fueron campos centrales de desarrollo, se unen la performance y otras artes en vivo), pero también a ámbitos históricos y marcos geográficos. Esto permite generar, desde el presente y desde la ciudad de Madrid, relatos plurales sobre el arte global actual, pero también sobre sus precedentes y posibles réplicas. El Museo ha fortalecido de ese modo su compromiso con la paridad de género (como ejemplo, en 2024 las artistas mujeres incorporadas a la Colección a través de las adquisiciones fuera de subasta del Ministerio de Cultura y del Museo fueron más del 50%) y con la representación de autores provenientes de América Latina, una línea fundamental de trabajo, así como del arte español de media carrera y emergente, dado que la contemporaneidad es una de las vetas más activas del Museo; todo ello basado en las nociones de sostenibilidad, inclusión y ampliación de la representación artística que inspiran la filosofía actual de la institución. Desde 2023 se prepara una nueva reordenación de la Colección que concluirá en 2028.
Donaciones, legados y depósitos
El Museo ha mantenido una política activa en lo referente a donaciones, legados y depósitos que han enriquecido la Colección. A continuación se detallan los más relevantes desde el año 2008.
Donaciones y Legados al Museo Reina Sofía (2008-2023)
Las numerosas donaciones de los últimos años confirman el papel esencial que este modelo de ingreso ha desempeñado en el desarrollo y enriquecimiento de la Colección. Hay que mencionar la contribución de los propios artistas que donan importantes obras de su producción al Museo, como José Luis Alexanco, Antoni Mercader (integrante del Grup de Treball) o Juan Genovés, entre otros muchos. Entre los artistas extranjeros, cabe destacar la aportación de Dias & Riedweg, León Ferrari, Chris Killip o Amos Gitai.
A ello se añade la donación de 483 obras fotográficas de 13 autores españoles vinculados al grupo Afal: Joan Colom, Gabriel Cualladó, Gonzalo Juanes, Paco Gómez, Oriol Maspons, Xavier Miserachs, Ramón Masats, Ricard Terré, Leopoldo Pomés, Francisco Ontañón, Carlos Pérez Siquier, Alberto Schommer y Julio Ubiña. Esta donación de la familia Autric-Tamayo contribuyó a la consolidación del Museo Reina Sofía como centro de referencia para el estudio e investigación de la fotografía española. Hay que mencionar el centenar de grabados de Roberto Matta donados por Germana Matta, las cinco esculturas de Pablo Gargallo donadas en 2017 por la hija del escultor, Pierrette Gargallo-Anguera, o las películas de Marcel Broodthaers donadas por Maria Gilissen Broodthaers. Más recientemente, destacan los archivos de arquitectura de José Antonio Coderch, José María García de Paredes y José Miguel de Prada Poole, y los fondos documentales de José Luis Fernández del Amo y Martín Domínguez, todos ellos donados por sus respectivos herederos, el Archivo Gómez de Liaño, donado por él mismo, o la importante donación por parte de la galerista Juana de Aizpuru.
Además de las donaciones, son reseñables los ingresos de destacadas obras por la vía del legado testamentario: las obras fotográficas y dibujos de Brassaï, legadas al Museo por su viuda, Gilberte Jacqueline Boyer, o dos obras del pintor norteamericano Morris Louis, fruto del legado testamentario de su viuda Marcella Brenner.
Depósitos en el Museo Reina Sofía (2008-2023)
Junto a las compras y donaciones, una importante aportación a la Colección la constituyen los depósitos-comodatos. Con el fin de mejorar la representación de determinados autores y tendencias que no se encuentran disponibles en el mercado o difíciles de adquirir por parte del Museo, se han fomentado los depósitos temporales de un significativo conjunto de obras. Entre los depósitos obtenidos gracias a convenios de colaboración, resultan especialmente relevantes los de la Fundación Palazuelo, los de la Successió Miró o el de The Easton Foundation, con una selección de obras tempranas de Louise Bourgeois. En los últimos años se ha constituido el depósito de un conjunto de obras excepcionales de la Fondation Gandur pour l’Art, una de las colecciones internacionales más prestigiosas de arte europeo de posguerra. En 2016 se incorporó un excepcional conjunto de obras pictóricas cubistas de la Colección Telefónica, de autores como Juan Gris, María Blanchard, Jean Metzinger o Albert Gleizes, entre otros. Otros depósitos puntuales están relacionados con colaboraciones con instituciones; es el caso de los de la Fundación Colección ABC o el Museo Universidad de Navarra.
Destaca también el depósito de un conjunto de obras de arte latinoamericano procedente de la colección Patricia Phelps de Cisneros, presentes en el Museo hasta 2023, el de la Colección Susana y Ricardo Steinbruch, que permaneció en el Museo hasta 2024, y el de una selección de obras procedentes de la Colección Onnasch. Asimismo, podemos subrayar el depósito —con promesa de legado— del conjunto de obras de la Colección Soledad Lorenzo, o del grupo de obras de Enrique Herreros por parte de la Fundación Enrique Herreros.
La colaboración de los familiares de artistas se considera especialmente significativa. Ejemplo de ello fue el depósito de excepcionales conjuntos de obras de autores tanto extranjeros, como Oskar Schlemmer o André Masson, como españoles, Luis Quintanilla, Ángeles Santos, Manolo Millares, que han desembocado en importantes adquisiciones por parte del Museo.
Desde su constitución a finales de 2012, la Fundación Museo Reina Sofía ha favorecido la incorporación de un importante conjunto con más de 1.000 obras de 344 artistas, depositadas en el Museo por tiempo indefinido. Los depósitos realizados por la entidad han favorecido la incorporación de obras de autores como Allan Sekula, Ibon Aranberri, Cristina Iglesias, Carmen Laffón, Sheroanawe Hakihiiwe, Román Ondák, Yto Barrada o Ângela Ferreira, entre muchos otros, así como importantes conjuntos de obras a lo largo de su existencia, como el recibido en 2023 por parte de Eva Lootz, donadas a la entidad por la propia artista, la importante donación por parte del coleccionista Jorge Pérez de 12 obras o las de Mercedes Vilardell y Mario Cáder-Frech, que muestran el permanente compromiso de la Fundación con la Colección del Museo. Asimismo, destacan los depósitos de su homónima estadounidense, Museo Reina Sofía Foundation (USA), una entidad privada sin ánimo de lucro que tiene entre sus principales objetivos el apoyo a la Fundación y al Museo Reina Sofía. Las adquisiciones de la MRSF (USA) se depositan en el Museo Reina Sofía por periodos de 5 años renovables. Entre los objetivos de la Fundación está el de servicio público a través de los fondos que deposita en el Museo. Sus estatutos prevén que, en caso de extinción, todos sus bienes y derechos pasen a ser propiedad del Museo Reina Sofía.