Thomas Schütte

Retrospección

17 febrero - 12 mayo, 2010 /
Edificio Sabatini, Planta 1

El título Retrospección alude a la visión de conjunto de la carrera de Thomas Schütte (Oldenburg, Alemania, 1954), que se recoge en esta exposición y que abarca más de treinta años, al tiempo que refleja la permanente indagación a través de un constante diálogo crítico del artista con el arte del pasado. La potencia de la estética de Schütte se basa en avanzar mirando hacia atrás, bien socavando modos anteriores de su propia creación o por medio de préstamos de otras culturas y épocas.

La producción de Schütte abarca desde la arquitectura y la decoración a la escultura, la estatuaria pública, la instalación y el dibujo. Considerado tradicionalmente como escultor, sus primeros pasos los da en el terreno pictórico. En 1975 se forma con Gerhard Richter, de quien hereda su postura crítica de la pintura de vanguardia, del mismo modo que recibe las ideas para subvertir los modelos pictóricos convencionales por parte de los seguidores del maestro, sobre todo de Daniel Buren y Blinky Palermo. De estos años son sus papeles pintados y frisos ornamentales, reflejo del carácter efímero del arte. Pronto el artista gira hacia lo funcional creando modelos de maquetas arquitectónicas. Son construcciones conceptuales más que de proyectos para edificios reales, que abarcan un amplio espectro de tipologías constructivas -tribunas, villas, un hotel para pájaros-, junto a espacios públicos, evocadores de entornos más opresivos y controlados. Sus maquetas son esculturas arquitectónicas diseñadas para lo fugaz aunque llegará a construir una de sus casas a escala natural.

En la Alemania convulsa de los setenta y ochenta, Schütte hace converger en su obra la crisis de identidad individual y colectiva, así como las consecuencias de la caída del muro de Berlín en 1989. Varias propuestas aluden a la destrucción de estatuas de dirigentes políticos e ídolos caídos, algo que traslada a su producción actual privilegiando una visión crítica de la escultura pública en la esfera de bancos e instituciones, a modo de choque con la ideología de quienes la financian y con el poder.

Schütte está tan interesado en la tradición como en la ruptura. El arte del pasado le sirve de inspiración en numerosas ocasiones. En los noventa se sumerge en la herencia escultórica de Roma y sus géneros canónicos. De esta época son las grandes cabezas monumentales Dirty Dictators (Asquerosos dictadores) o la extensa serie de figuras femeninas reclinadas Die Frauen (Mujeres, 1998-2006), realizadas en bronce, acero y aluminio. Schütte utiliza el camino del arte como sendero de exploración y cuestionamiento mediante la utilización de géneros escultóricos tradicionales, con resultados nada convencionales.