
La exposición centra su investigación en el desarrollo e intercambio entre diferentes medios gráficos supuestamente obsoletos y antitecnológicos como la xilografía, el grabado en madera, el linóleo y la litografía, así como sus funciones y formas de distribución en contextos geopolíticos y sociales muy diferentes. La muestra se articula en torno a cuatro grandes áreas, partiendo de los casos iniciales del mexicano José Guadalupe Posada y de la alemana Käthe Kollwitz, las dos grandes figuras del grabado de finales del siglo XIX, para seguir con el expresionismo alemán y el Taller de Gráfica Popular mexicano, y terminar con el proyecto Isotype (International System of Typographic Picture Education) de los austriacos Otto Neurath, Marie Reidemeister-Neurath y el alemán Gerd Arntz.
Esta exposición podría haberse titulado también De la danza macabra a los diagramas, ya que uno de sus objetivos principales es el de rastrear los cambios drásticos y los intercambios que hubo en las representaciones del sujeto colectivo en las culturas gráficas de Alemania y México en el siglo XX. Ambos países comparten la condición de haber sido «naciones tardías» y democracias recientes, por lo que carecen de las convenciones diferenciadas de la caricatura crítica y política tal como se habían desarrollado en la Inglaterra y la Francia del siglo XIX. Así, en ambos contextos geopolíticos, las imágenes de la colectividad y las imágenes del pueblo plantando cara a la opresión surgen de forma paralela, aunque de forma radicalmente distinta. El gran logro de Posada fue haber imaginado y movilizado la resistencia política contra el poder y la explotación en la grotesca utopía negativa de la danza macabra como garantía última de una futura justicia e igualdad social en la imagen de las calaveras. En cambio, el proyecto de Kollwitz, en lugar de socializarlas y politizarlas, pretendía precisamente desmitificar las imágenes omnipresentes de la muerte en la cultura decimonónica, situándolas en las condiciones concretas de género y clase, y en las economías de guerra de las sociedades capitalistas.
El segundo registro, el del expresionismo alemán, reconstruye el espectro de géneros y técnicas gráficas y su empleo con reivindicaciones políticas cada vez más conflictivas y explícitas en las primeras décadas del siglo XX. ¿Moviliza y agita con más éxito la empatía socialista de Kollwitz con las víctimas de la guerra de clases? Las burlas grotescas de George, Grosz y Otto Dix a los victimarios, ¿sirven a una labor de instrucción política y propician con más eficacia la resistencia revolucionaria? Estos conflictos no solo se reflejan en la iconografía, sino también en las omnipresentes discusiones sobre las técnicas gráficas. La cuestión es si la fotografía y los medios impresos de la tecnología moderna se comunican de forma más productiva con la colectividad, o si —dada la asincronía de la alfabetización visual y textual en cada situación geopolítica y social— el retorno a técnicas artesanales obsoletas como la xilografía atraería y activaría al mayor número de personas posible dentro de los estratos sociales y las esferas geopolíticas correspondientes. Así, al final de la exposición nos encontramos con otro modelo de pensar la representación de la colectividad en el siglo XX: la invención del constructivismo figurativo por parte de Franz Wilhelm Seiwert y Gerd Arntz, dos artistas del colectivo de los progresistas de Colonia. Ambos intentaron fusionar la figuración con los lenguajes de signos de la abstracción que habían prometido ofrecer (sin lograrlo) un acceso universal a la comunicación más allá de las fronteras ideológicas e identitarias de las clases y los Estados nación. Adoptado por Otto Neurath y Marie Reidemeister-Neurath para generar el sistema de Isotype en Viena en 1926, este innovador lenguaje diagramático de la estadística visual ofrecería el medio más productivo de emancipación colectiva mediante el conocimiento y el acceso a la instrucción sobre los principios económicos, sociales y políticos de la división del trabajo, la producción de valor y la distribución de la riqueza.
El tercer registro de la exposición, el del Taller de Gráfica Popular, aborda los conflictos entre las reivindicaciones internacionalistas y regionalistas, cuando no nacionalistas, que se dieron en distintos momentos del siglo XX en favor de los géneros y técnicas gráficas artísticas. Estas oscilaron entre la caricatura y el fotomontaje, entre el grito expresionista y el diagrama didáctico, entre la agitación basada en la compasión social enfática y los programas orientados a reforzar la autodeterminación y la potestad de actuar. De la misma manera que la imaginería de Posada influyó en Eisenstein y Breton para reconocer los recursos revolucionarios específicos de las culturas míticas de una población, la solidaridad específica de clase —y de nación— de Kollwitz con el proletariado alemán del siglo XIX se puede transferir al contexto mexicano. Así las cosas, artistas como Leopoldo Méndez a finales de la década de 1930 y Elizabeth Catlett a finales de la década de 1940 recurren a Kollwitz para impulsar sus campañas gráficas pedagógicas y de agitación, y lograr que el público se liberara del pensamiento mítico en el que llevaba tanto tiempo enredado. Finalmente, con el auge del fascismo, estas potencialidades innatas de la cultura impresa para operar como pedagogía emancipadora en términos regional y nacionalmente específicos se invierten bajo las presiones de la historia internacional. Las mismas prácticas que habían servido para instruir a las comunidades indígenas en la formación de las identidades poscoloniales y secularizadas de los Estados nación se despliegan entonces para oponerse públicamente a la internacionalización de las políticas fascistas. Los escritores y artistas antifascistas alemanes, austriacos y españoles que vivían en el exilio en México contaban ahora con el apoyo de artistas mexicanos que publicaban a escala internacional en su lucha incansable contra el fascismo, y a escala local para continuar con sus proyectos de ilustración política y emancipación económica del pueblo.