Gabriel Acevedo Velarde (Lima, Perú, 1976) articula su propuesta artística en dos de los espacios expositivos más singulares del Museo Reina Sofía, Espacio Uno y la Sala de Protocolo.
En el primero, el visitante es recibido con placas identificativas grabadas, estéticamente cercanas a las creaciones del arte óptico y cinético, que apelan a los lugares de transición de la exhibición cinematográfica tradicional, como son los vestíbulos y las taquillas. Se toma así contacto con esa geografía simbólica intermedia que sugiere Acevedo entre el Estado-espectáculo y el ciudadano-espectador. Dicotomías de lo político y lo espectacular centradas en las arquitecturas del poder, los trabajadores públicos y los establecimientos comerciales.
Tras la selección de un asiento, en este caso sillas de oficina utilizadas en algún momento previo a la existencia del museo y rescatadas de los almacenes para esta muestra, el espectador se enfrenta a la proyección de Ciudadano Paranormal. El vídeo recoge una serie de testimonios sobre presencias paranormales en edificios oficiales, explorando las intromisiones fantasmales en la supuesta normalidad disciplinaria que caracterizaría los lugares de lo institucional. El artista decide también visibilizar aquello que ocurre ante la cámara en esos momentos que no estaban destinados a la emisión, como los cortes publicitarios, desvelando la construcción del lenguaje televisivo y su necesidad de arquitecturas que pierden su sentido funcional sin las técnicas narrativas y de montaje que las normalizan ante la mirada del televidente.
En la Sala de Protocolo se exhibe Cliente Secreto, un trabajo audiovisual en el cual se ponen de manifiesto las herramientas de autoridad de las políticas laborales. Así, una serie de uniformados trabajadores de supermercado esconden bajo el manto del entusiasmo nacionalista, el servilismo del trabajo articulado en forma de sociedad-colmena o ejército y lleno de rutinas disciplinantes. Estas creaciones tienen su génesis en un contexto como el actual, en el que Perú disfruta de un crecimiento económico que no viene acompañado de un fortalecimiento institucional. Algo que provoca la sensación de progresivo desvanecimiento del Estado, ese Estado-espectral que se enfrenta al mercado autoritario del que alegóricamente nos habla Acevedo.
Datos de la exposición
RRS Radio del Museo Reina Sofía
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