Sala 103.19
En 2019, la académica y escritora Nelly Richard presentó en el Museo Reina Sofía su investigación Tiempos incompletos (Chile, primer laboratorio neoliberal), una exposición que releía críticamente la dictadura y la transición chilenas desde sus líneas de continuidad, sus saltos y bifurcaciones. La exposición proponía un diálogo entre dos artistas chilenos contemporáneos, Patrick Hamilton y Felipe Rivas San Martín, y la revuelta estudiantil feminista de mayo de 2018. A modo de epílogo, en esta sala se recupera aquel proyecto que sitúa el golpe de Estado de Pinochet como origen el neoliberalismo.
El golpe militar de 1973 en Chile marca la instauración de una dictadura acaudillada durante 17 años por Augusto Pinochet. Las imágenes emblemáticas del bombardeo de La Moneda y de la muerte de Salvador Allende aparecen en la serie fotográfica del artista Felipe Rivas San Martin acompañadas por códigos QR, una tecnología, habilitada en los años noventa para servir a los intercambios informáticos y comerciales del presente neoliberal, que busca racionalizar y hacer operativos todos los datos en sus redes de almacenamiento y control. La inserción pictográfica del código QR, que agujerea la memoria histórica de la dictadura y la transición chilenas, nos lleva a preguntarnos por la violencia aplicada para destruir los símbolos y afectos comunitarios de la tradición de izquierda forjada en torno al ideario del gobierno derrocado de la Unidad Popular.
La consolidación de la dictadura de Pinochet combinó el terrorismo de Estado con la doctrina del choque económico elaborada por los Chicago Boys —economistas chilenos que fueron discípulos predilectos de Milton Friedman en la Universidad de Chicago— para convertir a Chile en el primer laboratorio del neoliberalismo a escala mundial. Centrándose en este motivo, el artista Patrick Hamilton desglosa los archivos de la edificación neoliberal cimentada en el libro El ladrillo (1973), que resume las bases de la política económica de la dictadura chilena: desmantelamiento del Estado y fortalecimiento del libre mercado, privatización de las empresas, reformas del sistema previsional, modificaciones de la legislación laboral, etcétera. El color rojo de sus imágenes de archivo nos recuerda en clave cromática que el neoliberalismo fue salvajemente impuesto a sangre y fuego en un Chile arrasado. Pero al estar revestido de los colores de la bandera anarcosindicalista, el objeto ladrillo contrapone a la explotación de la mano de obra y a los efectos de la especulación inmobiliaria la restitución combativa de la historia del sindicalismo revolucionario.
Con el giro paródico del título, que introduce la referencia a lo queer —Resistencia al daño. QueeR Codes—, la serie de Rivas San Martín evoca esa izquierda militante que eliminó de su discurso viril los dobleces y texturas de la sexualidad y del género. Ambas dimensiones negadas reaparecieron de manera explosiva en las marchas y protestas chilenas gracias a la revolución feminista de mayo de 2018. Sus movilizaciones retomaron la consigna de «No + lucro», con la que el movimiento estudiantil del 2011 había impugnado tanto las leyes del mercado como la gramática neoliberal que fabrica subjetividades dóciles. Esta insurgencia feminista no solo remeció la arquitectura patriarcal de los poderes instituidos —religiosos, culturales, sociales y políticos— que había seguido normando la transición chilena, también propagó por la sociedad entera el impulso libertario de experimentar colectivamente un mundo que rompiese sus ataduras.