Sala 428
La obra de Luis Gordillo adquiere un papel fundamental en el panorama de la pintura española del último decenio de la dictadura franquista. Esta sala presenta una amplia selección del trabajo realizado durante esos años, momento en el que Gordillo consolida un estilo propio con características fundamentales que persistirán en su obra posterior. Su nuevo lenguaje, con un poderoso sentido del color y un trasfondo satírico, será referente para toda una generación de artistas que comenzaban sus búsquedas alejados de las propuestas informalistas y conceptuales en boga.
Tras un acercamiento al lenguaje informal, pop o geométrico, la pintura de Luis Gordillo se hace más compleja en los primeros setenta y su literal autonomía dentro del contexto artístico español favorece en su proceso creativo unas posiciones conceptuales que conjugan lo racional y lo sentimental. Esta síntesis de sentimiento y reflexión le otorga una visión más objetiva de la realidad y de sí mismo.
En 1969 Gordillo ya anhelaba congregar lo que viene del raciocinio y lo que procede del inconsciente. Muchos de los cambios producidos en su obra derivan, según el artista, de las tensiones y de la síntesis entre elementos aparentemente antagónicos. Esa combinación se articula fundamentalmente entre lo automático y lo controlado, los abismos del subconsciente y las cimas de lo racional, lo informal y lo constructivo, o lo social y lo íntimo, lo que le lleva a liberarse de una racionalización que se había hecho opresiva. Ese universo de contrarios provoca una tensión psíquica, no resuelta hasta mediados de la década de los setenta.
Es en ese momento, en mayo de 1974, cuando el Centro de Arte M-11, Casa de Velázquez de Sevilla, organiza su primera exposición antológica, Gordillo. 1958-1974, con un catálogo a partir de los textos de Simón Marchán y del propio Gordillo, que permiten percibir los procesos transformatorios de su obra en estos años finales del franquismo. El diálogo entre la figuración, la abstracción y el pop, la aparición de una fuerte carga de ironía, así como el uso de la publicidad y la multiplicación de imágenes, son elementos protagonistas en las obras que presenta en esa primera exposición, algunas de las cuales, se vuelven a reunir en esta sala.
El lenguaje pictórico y el cromatismo extremo empleado por Gordillo en estos años refleja además, la influencia del dibujo automático y de los medios fotográficos, fruto de la experiencia perceptiva socializada a través de los citados nuevos medios. Así, sus series fotográficas le sirvieron para buscar nuevos caminos y métodos para
su pintura, constatándose una evidente interrelación entre estos elementos vertebradores de su producción de los años setenta. La apropiación pictórica la lleva a cabo no de manera automática, sino tras una elaboración y selección meditada, de ahí la ambivalencia que nos brinda en la pintura de este período.