Sala 208.04
En su interés por las nuevas técnicas para la difusión masiva de imágenes y nuevos espacios de representación, el anarquismo se interesa tempranamente por el cine e intenta convertirlo en espacio propio. En el marco del trabajo de producción cinematográfica que lleva a cabo la cooperativa Cinema du Peuple, Armand Guerra dirige La Commune, película que reconstruye históricamente los hechos que dieron lugar a la Comuna de París. Aunque realizada con gran precariedad de medios e inconclusa debido al comienzo de la Primera Guerra Mundial, La Commune es una obra pionera en el ámbito del cine obrero.
Desde sus inicios, el cine demostró interés por la imagen del trabajador, como se puede comprobar en la primera cinta de los hermanos Lumière, que eligieron la salida de una fábrica como motivo de la filmación. En esta obra, la mecanización de la visión se corresponde con la mecanización del cuerpo de trabajo, epitomizando así la modernidad capitalista.
En 1913 comienza una de las primeras aventuras del cine proletario con la constitución de Cinema du Peuple, una cooperativa anarquista de carácter amateur. Su intención es «realizar un cine hecho por el pueblo para el mismo pueblo». Su programa consiste en buscar en la historia, en la vida cotidiana y en el drama del trabajo, temas que compensen el influjo pernicioso de las películas que se le sirven en bandeja cada noche al público trabajador. El 28 de marzo de 1914, Cinema du Peuple presenta La Commune, dirigida por Armand Guerra, seudónimo de José María Estívalis Calvo, un anarquista español que desarrollará su carrera posteriormente en la Unión Soviética, Alemania y España.
La película narra la primera revolución proletaria en occidente, un experimento político y social que puso en práctica nuevas nociones de democracia, igualdad y autogestión, y que tuvo gran influencia en posteriores levantamientos sociales en Europa. La insurrección de los comuneros surgió de la profunda crisis económica y social que se vivía en Francia tras la guerra franco-prusiana de 1870-1871, que fue aprovechada por las clases populares de París para tomar el poder de la ciudad e implementar, en apenas tres meses de resistencia, una serie de medidas revolucionarias. Entre estas medidas estaban la educación laica, gratuita y obligatoria, la creación de guarderías para los hijos de las trabajadoras, la separación efectiva de Iglesia y Estado, la institución de cooperativas de autogestión en las fábricas abandonadas por sus propietarios, revisión de los alquileres y abolición de los intereses de las deudas.
La película se centra en la defensa de los cañones de la Butte de Montmartre, la proclamación de la Comuna y el fusilamiento de los generales versallistas, e incluye material real del encuentro de varios de sus protagonistas supervivientes, culminando en el Muro de los Federados, el monumento que se erigió años después a los miles de comuneros fusilados en los muros del cementerio Père Lachaise de París, cuando la Comuna fue brutalmente represaliada por las fuerzas del Estado.