Sala 208.01
Fotografía social

En el paso del siglo XIX al XX, tanto la fotografía como el cine captaron con sus lentes a un nuevo sujeto moderno: el trabajador en el entorno urbano. Fotografía y cine, como medios de documentación de la realidad, registraron a trabajadores anónimos en las calles, las fábricas o las viviendas, conformando su imagen pública, y al mismo tiempo ofreciendo documentos visuales susceptibles de ser interpretados desde ópticas históricas, políticas o antropológicas.

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En el paso del siglo XIX al XX, tanto la fotografía como el cine captaron con sus lentes a un nuevo sujeto moderno: el trabajador en el entorno urbano. Fotografía y cine, como medios de documentación de la realidad, registraron a trabajadores anónimos en las calles, las fábricas o las viviendas, conformando su imagen pública, y al mismo tiempo ofreciendo documentos visuales susceptibles de ser interpretados desde ópticas históricas, políticas o antropológicas.

Desde finales del siglo XIX, Eugène Atget llevó a cabo una sistemática tarea de registro fotográfico de la ciudad de París en proceso de transformación. Pese a su encuentro con la vanguardia artística y el surrealismo, Atget consideraba sus fotografías como meros documentos. La fotógrafa Berenice Abbott, responsable de dar a conocer y poner en valor su obra, declaró que sería recordado como «historiador urbanista, un auténtico romántico, amante de París, un Balzac de la cámara, de cuyo trabajo se puede tejer un tapiz grande de la civilización francesa». En 1904, el editor Victor Porcher quiso publicar una colección de tarjetas postales con una selección de fotografías de Atget, con el título de Les p’tits métiers de Paris. Además de documentar oficios ambulantes en vías de desaparición, las imágenes retratan una experiencia más amplia de la vida en la ciudad, el espacio urbano moderno y su relación con las clases trabajadoras en el París de principios de siglo.

Con su serie sobre los oficios urbanos, Eugène Atget se convierte en el precedente de la fotografía social que desarrollará el estadounidense Lewis Hine. Formado como sociólogo, Hine entendía la fotografía como un medio educativo y de reforma social. En 1908 fue contratado por The National Child Labor Committee (NCLC), una organización dedicada a promover los derechos, la dignidad y el bienestar de la infancia en su relación con el trabajo. Las fotografías de Lewis Hine se utilizaron en carteles y se reprodujeron en numerosas publicaciones con la pretensión de visibilizar y denunciar las injusticias y los riesgos de las condiciones laborales de la mano de obra infantil.

La influencia de Lewis Hine fue muy amplia, tanto a través de la difusión de sus imágenes como por medio de su labor docente. Paul Strand fue uno de sus alumnos en la asignatura de fotografía impartida en la Ethical Culture School, desde la que se organizó una visita a la Gallery 291. En dicha galería, Strand tuvo la oportunidad de conocer a Alfred Stieglitz, quien le transmitió las ideas que estaban propiciando su evolución desde el pictorialismo hacia un estilo más directo. Unos años más tarde, en 1915, Paul Strand volvió para mostrarle nuevas fotografías, tomadas en la calle; esta vez Stieglitz quedó profundamente impresionado y calificó las imágenes de «brutalmente directas, limpias y ajenas a todo engaño». Además de ofrecerle la Gallery 291 como hogar, publicaron sus fotografías en los últimos números de la revista Camera Work. De esta manera, en las páginas de la que había sido la publicación pictorialista por excelencia, tomaba nuevo protagonismo un estilo documental moderno que registraba la realidad con medios puramente fotográficos.

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