Sala 208.03
Pintura y anarquismo
El anarquismo, presente en España desde 1868, comenzó a cobrar una notable presencia pública durante las primeras décadas del siglo XX, con especial arraigo en Andalucía y Cataluña. Las condiciones de los trabajadores del campo y el rápido desarrollo de la industria con sus conflictos sociales asociados fueron el caldo de cultivo propicio para la expansión de esta ideología, que desvelaba algunas de las fallas del sistema político de la Restauración. En esos años se produjo una eclosión de obra gráfica, fotografías y publicaciones de inspiración libertaria que se convertirán en el espacio de autorrepresentación de la clase obrera y reflejarán el interés del anarquismo por técnicas, medios y fines diferentes de los tradicionalmente asociados a la burguesía. Los salones, ateneos, liceos, etc., espacios del artista profesional dependiente del mercado, serán sustituidos por los creadores y agentes afines al anarquismo por nuevos conceptos, tales como el arte reproductible, la vocación colectiva o la figura del artista no profesional.
En paralelo, hechos como la Semana Trágica de Barcelona, diversos atentados de signo anarquista o los asesinatos políticos de los presidentes José Canalejas y Eduardo Dato pusieron en la esfera pública una presencia que se fue reflejando en la pintura académica. Se atisba en ella un diálogo formal entre la fotografía y las bellas artes, y un interés por las condiciones de la clase trabajadora que ya habían ido apareciendo en un género en creciente desarrollo: la pintura social, que suplanta progresivamente en salones y premios a la tradicional pintura de historia. Comienza a emerger así un arquetipo social, el del anarquista, estigmatizado por los poderes del Estado y por gran parte de la prensa; una figura representada con ambigüedad, en ocasiones con visiones paternalistas o sentimentales enfocadas a conservar el statu quo de las clases dominantes. La aparente denuncia social quedaba así atemperada por un genérico sentimiento de humanidad. Sin embargo, también comenzaron a abrirse paso en la pintura motivos más contemporáneos que visibilizaban aspectos como la presencia de las mujeres en el ámbito del trabajo remunerado, la violencia política o las revueltas y su represión por parte de los cuerpos policiales.
7 obras









Sala 208.02
Conflicto obrero, vivienda digna
Sala 208.04
Armand Guerra: La Commune (La Comuna), 1914
