Martin Kippenberger. Arte, música, vida

La Colección del Museo Reina Sofía cuenta entre sus fondos con 95 de los 184 carteles editados por Martin Kippenberger entre los años 1977 y 1997. Estos carteles funcionan como un archivo de exposiciones, conciertos, conferencias y acciones, y permiten reconstruir el contexto del artista y entender muchas de las operaciones que articulan su producción. A excepción de algunos pósters, la mayoría están compilados por el artista en cinco carpetas y recorren cronológicamente distintos momentos de su trayectoria: TÜ (Título innecesario, 1984-1986), O.T. MANIAC (1985-1987), Gute Rückentwicklung kennt keine Ausreden (Una buena regresión no conoce excusas, 1987-1989), Mut zum Druck (Coraje para imprimir, 1988-1990) y Pop it out (1990-1994). Esta última carpeta incluye las contribuciones realizadas por 29 artistas, colaboradores y amigos, como Louise Lawler, James Lee Byars, Mike Kelley, Rosemarie Trockel, Laurence Weiner, Franz West o Heimo Zobernig.
© Estate of Martin Kippenberger, Galerie Gisela Capitain, Cologne
La obra de Martin Kippenberger ha formado parte de distintas exposiciones en el Museo Reina Sofía. En el año 1994 la instalación Don’t Wake Daddy se presentaba en la muestra Cocido y Crudo comisariada por Dan Cameron. Una década más tarde, en el año 2004, las salas del Palacio de Velázquez acogieron una gran exposición retrospectiva, con el comisariado de Marga Paz, que reunió más de un centenar de obras procedentes, en su mayoría, de la colección de Benedikt Taschen y de su amigo y colaborador el artista Albert Oehlen.
Una selección de los carteles, en su mayor parte serigrafías y reproducciones offset, se presentó en el marco de la exposición de los fondos contemporáneos de la Colección titulada Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas en las décadas de los 80 y 90. Estos carteles y la pintura Ohne Titel (Sin título, 1991-1992) compartían espacio con las obras de un grupo de artistas, entre los que se encontraban René Daniëls, Franz West y Mike Kelley, que participan de un modo de entender la práctica artística atravesada por lenguajes procedentes de los medios de comunicación, la literatura o la música. La instalación De tout les couleurs (De todos los colores, 1981-1982) de Guy de Cointet daba título a la sala de esta “comunidad ocasional” que, resistiéndose a cualquier clasificación y haciendo uso de la ironía y el humor, desplegaban en sus propuestas reflexiones certeras acerca de los mecanismos de significación y legitimación que operan en el sistema del arte en un periodo fuertemente marcado por la especulación y el mercado.
Vista de sala de la exposición Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas en las décadas de los 80 y 90, 2013
De manera reciente se han podido ver trabajos de Martin Kippenberger en la exposición Formas biográficas. Construcción y mitología individual, comisariada por el historiador Jean-François Chevrier. La muestra incluía un cartel, producido con motivo de la exposición Podría prestarte algo, pero esto no te haría ningún favor, organizada en la Galería Leyendeker de Santa Cruz de Tenerife en 1985, en el que Kippenberger se apropia de una fotografía realizada por David Douglas Duncan a principios de los años sesenta que muestra a Pablo Picasso posando en ropa interior. Esta imagen será el origen de la serie de Selbstporträts (Autorretratos) en los que “invoca” al pintor malagueño con este atuendo en un gesto a medio camino entre el homenaje y la caricatura. Una actitud también presente en series de autorretratos posteriores en los que Kippenberger examina la construcción de la figura del artista como genio a partir de la exposición de su imagen en nuevas representaciones que juegan con el ridículo y la parodia. La historiadora y comisaria Eva Meyer-Hermann señala cómo en una entrevista al final de su vida Kippenberger se refiere a su deseo de “completar a Picasso”. Quizás sea este el motivo por el que en distintos momentos de su trayectoria confronte su figura con la del pintor, por ejemplo, a través de la referencia al Guernica con una obra titulada 51 años del Guernica, pero tampoco este cuadro podrá evitar una guerra (1988).
Martin Kippenberger. 51 Years of Guernica, but this Painting Will Not Be Able to Avoid War Either (51 años del Guernica, pero tampoco este cuadro podrá evitar una guerra),1988 © Estate of Martin Kippenberger, Galerie Gisela Capitain, Cologne
Previa a cualquier asimilación desde el ámbito de la academia, la irrupción de la cultura popular en el entramado del arte tendrá en la figura de Martin Kippenberber a uno de sus exponentes más relevantes por la complejidad de su carácter indisciplinado e irreverente. Cuestionar y subvertir el medio, ocupar otros estamentos que exceden los propios del sistema del arte, serán rasgos definitorios de su producción. En una entrevista mantenida con el historiador y comisario Daniel Baumann, Kippenberger se refiere a una serie de “trucos” que funcionan en su trabajo como “principios de identificación” citando, entre otros, la reproducción frecuente de su imagen en las tarjetas de invitación de sus exposiciones y eventos. “Aquellos que han conservado las tarjetas poseen hoy en día toda la obra gráfica de Kippenberger”, aseguraba el artista. También será Baumann quien señale lo prolífico de este proyecto, así como el desafío que plantea a las lógicas del mercado del arte y a sus principios de exclusividad, mediante su negación de las
jerarquías en la producción material.
En la voluntad por ampliar los relatos que conforman la historia del arte en el siglo XX, los contagios e intercambios operados entre obra de arte y cultura popular definen una de las líneas de investigación trasversales de la Colección. Este es uno de los ejes en torno a los que se han organizado distintas presentaciones, permitiendo incorporar a los fondos del Museo revistas, carteles, películas y archivos producidos en las últimas décadas. Dentro de este marco de trabajo, la exposición Mínima resistencia incluía publicaciones auto-editadas de los artistas Raymond Pettibon, Mike Kelley, General Idea, Pedro G. Romero o 4Taxis, e incorporaba materiales procedentes de los fondos del Centro de Documentación del Museo, como las publicaciones del grupo Estrujenbank pertenecientes al archivo depositado por el artista Dionisio Cañas.
Martin Kippenberger (Dortmund, Alemania, 1953 - Viena, Austria, 1997)
Estudia en la Academia de Arte de Hamburgo (Hochschule für bildende Kunst) antes de desplazarse a Florencia con el objetivo de convertirse en actor. Más tarde realiza una breve estancia en París, esta vez con el propósito de ser escritor. A finales de los años setenta se instala en Berlín donde pone en marcha distintos proyectos: la fundación del espacio de trabajo ‘Kippenbergers Büro’ junto a Gisela Capitain; convertirse en manager y promotor de conciertos en el club S.O.36; ser propietario de un pequeño negocio textil o formar parte de una banda punk-rock. Junto con estas experiencias en el terreno musical y empresarial, en años posteriores atesora ocupaciones como las de profesor en la Städelschule de Frankfurt, poeta, comisario de exposiciones, editor, empresario de hostelería o coleccionista.
En este contexto, cabe señalar como parte del intenso anecdotario biográfico de Kippenberger el comisariado de una exposición titulada La sonrisa de Brian de Palma (1989) organizada en el Forum Stadtpark de Graz en la que participaron, entre otros, los artistas Pedro G. Romero, Rogelio López Cuenca, Jordi Colomer, Pepe Espaliú, Guillermo Paneque, Eva Lootz o Luis Claramunt.
Beatriz Herráez
Departamento de Colecciones del Museo Reina Sofía