Catifa de papers pintats (Alfombra de papeles pintados)

A mediados de los años sesenta del siglo pasado, Antoni Llena comienza a hacer obras efímeras con materiales pobres y frágiles, como el papel, el talco o la gomaespuma. «Un día empecé a hacer pequeñas esculturas con papel y me sentí, de pronto, liberado. El hecho de saber que tenían un tiempo limitado me tranquilizaba porque me ahorraba el proceso de destrucción. Entendí entonces que la vida es movimiento, un proceso de cambio constante, y que el acto intelectual es más que nada un acto de “atención”. Lo más importante es estar atento. Yo pensaba: “es necesario olvidar constantemente aquello que uno sabe para salvar la libertad, la mirada”. Y me pareció que esta actitud artística era ya la obra de arte».
Catifa de papers pintats (Alfombra de papeles pintados) es exactamente lo que anuncia su título, papeles dispersos en un desorden sin explicación. Como ha dicho el artista, «si la obra se pierde, siempre queda una fotografía». Las fotografías son la única materialidad de unas obras destinadas a desaparecer inmediatamente, el testimonio de una existencia muy corta, pero que no afecta a su presumible belleza, sutil y hasta lírica en las imágenes: un ejemplo de desmaterialización radical de un objeto artístico.

Horacio Fernández