Bajo el sol

Mathias Goeritz desarrolló una trayectoria cosmopolita como pintor, escultor, arquitecto, diseñador y crítico de arte en distintos países. Su etapa en España, desde 1945 a 1949, fue fundamental en la recuperación de la vanguardia durante los años de la posguerra. Bajo el sol pertenece al mismo año en el que Goeritz fundó la Escuela de Altamira en Santillana del Mar, fundamentada en la necesidad de reivindicar la apertura del panorama artístico de la época a la contemporaneidad, en oposición al academicismo del arte oficial. Para los miembros del grupo, las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira fueron un símbolo de «arte fuera de un tiempo histórico» y constituyeron un referente en la búsqueda de un arte del presente que hundiera sus raíces en el arte propio de la Península Ibérica. Su experimentación plástica, difundida en distintos foros y publicaciones, se materializó en torno a una abstracción basada en ideogramas y una fuerte presencia del gesto espontáneo, a medio camino entre lo primitivo y lo infantil. Bajo el sol refleja esa tentativa de un arte nuevo desde la recuperación de lo primigenio con la que la escena artística española aportó su savia a la evolución del arte europeo de la inmediata posguerra.