La exposición que se ha presentado en el MEIAC de Badajoz, que ha sido comisariada por Cristina Cámara, plantea un recorrido por la obra de José Val del Omar (Granada, 1904 - Madrid, 1982) a partir de un concepto que sobrevuela toda su trayectoria: la mecamística, otro de sus muchos neologismos. Con la unión de dos conceptos de partida dispares como mecánica y mística, el artista granadino se refería al «universo de las máquinas», creado a lo largo de su vida desde una actitud mística con la que también se enfrentaba a la realidad, buscando ver más allá de la inmediatez que ofrece la tecnología.
La obra de Val del Omar de carácter poliédrico, visionaria y rica en matices, es el resultado de sus facetas de inventor, poeta visual y cinemista. El artista acuñó este neologismo para aunar la actividad del alquimista junto con la del cineasta y definir así su original aproximación al cine: a través de la investigación tecnológica y de una estética experimental propia.
Val del Omar inicia su actividad cinematográfica en los años veinte, momento en el que hace públicas sus tres primeras invenciones técnicas: la «óptica temporal de ángulo variable» (lo que hoy conocemos como zoom), la «pantalla cóncava apanorámica» y el cine en relieve, que más adelante desarrollaría y daría paso a la tactilvisión. Entre 1932 y 1937 participa, junto con otros compañeros de la generación del 27, en las Misiones Pedagógicas, el proyecto de democratización cultural más importante llevado a cabo por la Segunda República, para el cual realiza más de cuarenta documentales, desaparecidos en su mayor parte. Tras la Guerra Civil, Val del Omar continúa sus investigaciones en el campo de la técnica audiovisual, especialmente del sonido, para retomar, ya en los años cincuenta, su labor como realizador.
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